Rafael Tamayo es el nuevo director de Lectura y Bibliotecas de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deportes (BibloRed). Tendrá como reto acercar la lectura a los bogotanos y dejar un legado para las próximas generaciones con la Política Pública de Lectura, Escritura y Oralidad.

Tamayo es doctor en Historia de la Universidad Nacional de Colombia, magíster en Derecho Internacional de la Universidad de París II, especialista en Derecho de los Negocios de la Universidad Externado, abogado y teólogo de Universidad Pontificia Bolivariana.

EL NUEVO SIGLO lo entrevistó para conocer en detalle sobre su gestión y las estrategias que deberá aplicar para la ampliación de nuevos espacios de lectura

EL NUEVO SIGLO: ¿Cómo ampliar la red de bibliotecas y espacios para la lectura en Bogotá?

Rafael Tamayo: Primero, Bogotá tiene la red de bibliotecas más grande del país, es la más numerosa; segundo, tenemos la Política Pública de Lectura de largo alcance, que será todo un éxito con una medición de 20 años, y por último, estamos trabajando en la consolidación del sistema de bibliotecas. En BibloRed tenemos 28 bibliotecas  y 100 puntos de lectura, pero queremos fortalecer los vínculos con bibliotecas comunitarias, universitarias, las escolares que están a cargo de la Secretaría de Educación Entonces digamos que la política de fortalecimiento de la biblioteca es buscar aumentar los espacios de lectura y hacer de Bogotá una ciudad de lectores.

ENS: ¿Cuál cree que sería el área más débil a tratar en cuanto a hábitos de lectura?

RT: En cuanto a zonas geográficas hay un par de regiones en Bogotá: una es en Ciudad Bolívar y la otra en Sumapaz, donde a pesar de que hay escuelas, hay una necesidad de mejorar los espacios. Y más allá del punto de vista poblacional, hay un área a la que le queremos apuntar y es a los niños y jóvenes, porque es ahí donde creemos que todavía podemos crear hábitos de lectura, es una población en la que se puede inculcar la práctica de tomar un libro como una actividad cotidiana, que no sea solo para el estudio tradicional, sino también en otros espacios.

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ENS: ¿Y cuáles serían los pasos a seguir para cumplir ese objetivo?

RT: Creo que la implementación de la política pública de lectura sería el primer paso. Esta es una estrategia que tiene varias acciones y precisamente una de ellas es la universalización del acceso a la lectura. Entonces, en esta dirección adquirimos cada vez más materiales bibliográficos, pero la idea es que este insumo llegue a la gente para que no se quede solo en la biblioteca, que la lectura vaya a los lugares, a los barrios, a los parques, a los sitios donde están los jóvenes, a los centros comerciales y de ahí la gente poco a poco se enamore con la lectura y aproveché la programación cultural y algunas otras actividades que realizamos en la red.

ENS: Hace poco salió un estudio sobre el nivel de lecturabilidad en Bogotá. ¿Usted cree que es una cifra baja, cómo aumentarla?

RT: El índice de lectura en todo el país es bajo, pero hay que destacar que ha mejorado con respecto a años anteriores, pasamos de 2.8 a 4.6 libros leídos por persona/año. Seguimos estando un poco bajo si nos comparamos con el resto de Latinoamérica, por ejemplo con México. En Argentina es mucho más alta la cifra, aunque ellos tienen un sector editorial bastante grande. Y  si nos comparamos con Europa u otros continentes, nos ubicamos en un nivel muy bajo, ya que ellos leen alrededor de 24 libros al año.

Hay que destacar que en estos últimos tres años hemos pasado de 132 espacios de lectura a 141, ubicados en diferentes localidades de la ciudad. Para finales de este 2022, en noviembre, contamos con la inauguración de la biblioteca del Centro de Felicidad Fontanar del Río (Suba) y en diciembre tenemos la apertura de otra en Usme, donde ya teníamos una presencia pero no era biblioteca pública sino escolar. Allí, en el sector de La Marichuela contaremos con un nuevo espacio que llegará a consolidar un poco la oferta bibliotecaria de la localidad. Así, poco a poco vamos fortaleciendo las áreas existentes y ampliando la oferta.