Revive contrapunteo de misiles en la península coreana | El Nuevo Siglo
AFP
Miércoles, 2 de Noviembre de 2022
Agence France Presse

El constante desafío balístico de Corea del Norte traspasó las ‘líneas rojas’, amenazando como nunca antes la seguridad de esa estratégica península y ‘disparando’ los temores mundiales no sólo de que se abra un frente de guerra, sino que sea la excusa que de antaño busca ese régimen para usar su arsenal nuclear.

Hacía 69 años, desde que la península fue dividida al final de la Guerra de Corea, que no se registraba un intercambio de disparos entre los hermanados y vecinos del Norte y el Sur, elevando al máximo la alerta mundial que buscará, a través del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, fórmulas rápidas y efectivas para evitar un conflicto que, de darse, sería de impredecibles consecuencias.

Aunque el régimen norcoreano dirigido por Kim Jong Un ha mantenido el abierto desafío a Occidente con recurrentes pruebas misilísticas, a la par del desarrollo de armas nucleares (desde 2009), nunca había realizado lanzamientos tan temerarios como los de la madrugada de ayer, al disparar 23 misiles, uno de los cuales cruzó la línea de seguridad establecida en el límite norte, impactando en las aguas territoriales de Corea del Sur, lo que generó una inmediata respuesta balística de Seúl.

El presidente surcoreano Yoon Suk-yeol calificó como “una invasión territorial de hecho” esa sorpresiva e inusual ofensiva misilística de la nación vecina, que la justificó como una respuesta a la “agresiva y amenazante” campaña de ejercicios militares que Seúl realiza con Estados Unidos.

Las fuerzas armadas surcoreanas informaron inicialmente de que Pyongyang había disparado 10 misiles, y posteriormente dieron a conocer paulatinamente los otros 13 lanzamientos, lo que llevó a que su presidente a ordenar el disparo de tres misiles aire-tierra cerca del punto donde cayó norcoreano, en el mar a solo 57 kilómetros al este del territorio continental de su país.

Seúl describió este ataque de la nación vecina como muy inusual e intolerable" y lo llevó también a lanzar una alerta de alerta de ataque aéreo en una de sus islas, la de Ulleungdo, conminando a sus habitantes a refugiarse en búnkeres bajo tierra.

De esta forma, según explicó en un comunicado, estos misiles cayeron "cerca de la línea del límite norte a una distancia correspondiente al área donde impactó el misil del Norte".

Por su parte, el ejército surcoreano precisó que Pyongyang disparó en total siete misiles balísticos de corto alcance y otros 16 misiles, incluidos seis tierra-aire, mientras que el presidente convocó a una reunión de su Consejo de Seguridad Nacional para analizar la situación y ordenó una "respuesta rápida y severa" si persisten “estas "provocaciones".

Las autoridades del país también cancelaron las rutas aéreas por encima del mar del Japón, al este de la península, y recomendaron a las aerolíneas locales que se desvíen para "garantizar la seguridad de pasaje en las rutas hacia Estados Unidos y Japón".

Estados Unidos salió rápidamente a respaldar a su socio del sur, condenó tanto los lanzamientos "temerarios" realizados por Pyongyang que sobrevolaron, por primera vez desde el final de la guerra en 1953, la línea de demarcación marítima entre las dos Coreas.

John Kirby, portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, señaló que el acto norcoreano supone una "violación" de los pactos vigentes y "amenaza tanto la estabilidad como la paz en la región", por lo cual –agregó- “Estados Unidos sigue tratando de establecer un diálogo sincero y consistente con Corea del Norte, que se niega a comprometerse".

En el mismo sentido aseveró que su país "continúa trabajando con sus aliados para limitar el desarrollo de armas ilegales" por parte de Pyongyang y frenar las "amenazas a la seguridad" en la península de Corea.

El Comando del Indo-Pacífico de Estados Unidos, que supervisa el despliegue militar estadounidense en la zona, señaló en un comunicado que "se han iniciado consultas al respecto con los aliados".



"Tormenta Vigilante"

Estos disparos se producen en medio de las mayores maniobras conjuntas realizadas jamás por Corea del Sur y Estados Unidos, bautizadas "Tormenta Vigilante", que implican cientos de aviones de guerra de ambos lados.

Pak Jong Chon, un alto oficial de Corea del Norte, dijo que estos ejercicios eran agresivos y provocadores, según un informe aparecido en medios estatales.

Pak dijo que el nombre de las maniobras recuerda a la operación Tormenta del Desierto, la ofensiva estadounidense sobre Irak en 1990-1991 en respuesta a la invasión de Kuwait.

"Si Estados Unidos y Corea del Sur pretenden usar fuerzas armadas contra la República Popular Democrática de Corea sin miedo, los medios especiales de las fuerzas armadas de la RPDC desplegarán su misión estratégica sin demora", dijo.

"Estados Unidos y Corea del Sur se enfrentarán a una situación terrible y pagarán el precio más horrible en la historia", agregó.

A su vez, Rusia llamó a las partes a "la calma" y les pidió evitar "tomar medidas que puedan provocar un aumento en las tensiones", mientras que el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, condenó el comportamiento "agresivo e irresponsable" de Corea del Norte.

Según el analista Cheong Seong-chang del Institute Sejong, estos disparos son la "demostración armada más agresiva y amenazante contra el Sur desde 2010".

En marzo de ese año, un submarino norcoreano torpedeó un buque surcoreano y mató a 46 tripulantes, de los que 16 estaban realizando su servicio militar obligatorio. En noviembre de ese mismo año, Pyongyang bombardeó una isla fronteriza surcoreana y mató a dos jóvenes marinos.

El aislado país comunista, dotado de capacidad nuclear, ha realizado este año una serie récord de pruebas armamentísticas y, según Seúl y Washington, prepara un nuevo ensayo nuclear, que sería el primero desde 2017.

De su parte, Estados Unidos y Corea del Sur intensificaron sus maniobras militares en la zona, a las que se suma a veces Japón. Los ejercicios aéreos actuales estuvieron precedidos por 12 días de ejercicios navales anfibios.

Ante ello, Cora del Norte advirtió que el país vecino y el norteamericano pagarán “el precio más horrible de la historia" si continuaban con tales acciones, afirmación interpretada por analistas militares como una amenaza velada para usar armas nucleares.

La inteligencia estadounidense señala que el régimen de Jong Un se alista a reanudar pruebas de armas nucleares, las que comenzó a desarrollar en 2019, y tras una pausa de cinco años. En el interregno de ésta dijeron tener voluntad de negociar con Occidente sobre su programa nuclear, lo que nunca se materializó por la radicalización de las posiciones. /Redacción internacional con agencias