En plena mitad de su mandato, el balance de gestión del presidente Joe Biden es más ‘agrio’ que ‘dulce’, la pérdida de apoyo es notable -con especial énfasis en su partido- y su liderazgo está tan debilitado que frustrará su anhelo reeleccionista, a pedido de los propios demócratas.
No ha sido su edad (80 años) sino las decisiones de gobierno, tanto a nivel doméstico como internacional, las que minaron su credibilidad, respaldo y liderazgo, lo que llevó a que en estas ‘midterms’ los electores dieran un mayoritario aval a la oposición republicana que inclusive logró imponerse en tradicionales bastiones del partido azul.
Su temerario discurso de que un triunfo conservador “pondría en riesgo la democracia” y su bandera de consagrar el aborto como un derecho no impactaron como esperaba Biden en razón de que las prioridades de los votantes fueron otras.
Estas son las razones por las cuales, hoy dos años después de mandato en Estados Unidos, la impopularidad de Biden es creciente y su liderazgo partidario cada vez más débil.
1. Riesgo de recesión económica. Aunque la semana anterior el mandatario pudo comunicar la buena nueva de que el Producto interno Bruto (PIB) volvió a crecer (2.6% tasa anualizada) tras dos periodos trimestrales de caída 81.6% y 0.6%, respectivamente) pero ello no aleja el riesgo de que pueda se pueda entrar en una recesión a final de año o comienzos del próximo. Inclusive el propio Biden había mencionado en octubre la posibilidad de una "recesión muy leve" y ello se avizora muy posible ante la galopante inflación la que se pretende frenar con el aumento de las tasas de interés, que tras el reajuste de 0.75 puntos porcentuales quedaron entre 3,75 y 4%, su nivel más alto desde enero de 2008. La Reserva Federal no descarta seguir en esa línea alcista para enfriar la economía, disminuyendo tanto el consumo de los hogares como el endeudamiento con créditos hipotecarios o de consumo. Otro indicador importante es el desempleo que volvió a subir en octubre (3.7%) pese a que se crearon 261 mil puestos de trabajo. Adicional a ello hay señales claras de un mercado laboral menos fuerte porque cayó la tasa de actividad y bajó el salario medio por hora.
2. Disparado costo de vida. Desde comer y tanquear el carro hasta los créditos de vivienda se han encarecido sostenidamente durante todo el año por la imparable inflación, fenómeno que en una salida en falso el presidente Biden calificó meses atrás como “transitorio”. Con un índice de precios al consumo (PCI) que llegó a 8,2% a septiembre (doce meses corridos) tras imponer récord en junio (9.1%), la más alta en las últimas cuatro décadas y el índice PCE -más utilizado para las jubilaciones y el preferido de la Reserva Federal- en 6,2%, el costo de vida se convirtió en la mayor preocupación ciudadana que, a diario, ha visto como pierden capacidad adquisitiva. Por ejemplo, los precios de los alimentos en restaurantes o tiendas, subieron 11,2% desde septiembre del año anterior, los huevos se incrementaron en 30,5%, la manteca 44%, la harina 24,2% y hasta el tradicional pavo para el Día de Acción de Gracias (Thanksgiving) será mucho más caro. También subió la gasolina (cuesta 18.8% más que en septiembre de hace un año), los autos usados (37,3% más), y los pasajes en avión (42,9%), los arriendos y los préstamos hipotecarios. De allí que el gasto diario en comer y trasportarte desplazó a temas de campaña como el aborto, el control de armas o el cambio climático.
3. Medición del descontento. La situación económica y el frenazo en la tan ambiciosa como millonaria agenda legislativa debilitaron la imagen y el respaldo de Biden como líder. Del 55.7% de aprobación con el que llegó a la Casa Blanca cayó a 40.2% al cumplir su primer año de mandato, cuando la desaprobación escaló al 56%. Registró su mínimo el pasado julio (tras conocerse el peor dato de inflación en cuarenta años) con un respaldo ciudadano de apenas 37.1% y de entonces acá ha logrado recuperar cinco puntos porcentuales, mientras su desaprobación apenas bajó dos puntos (está en 54.6%), según el portal norteamericano Realclearpolitics, en el cual se consolidan todas las mediciones sobre la política norteamericana. El mismo señala, a la fecha, el descontento con la gestión presidencial en diversos aspectos, así: Economía, 38.5% de respaldo contra 58.3% de desaprobación; Inflación (34.3% - 61.5%), Política Exterior (41% - 53.8%). Seguridad (38%-56.2%), Inmigración (36%-59.8%), Guerra en Ucrania (44.3%-49.0) y percepción sobre dirección del país, 68.3% por mal camino contra 23.9% de dirección correcta.
4. Guerra en Ucrania. El mayoritario respaldo que en febrero se dio al mandatario demócrata por liderar un frente unido de Occidente contra Rusia por la invasión militar a su vecina Ucrania ha ido en caída libre e inclusive es hoy motivo de discordia entre una ciudadanía tanto por el impacto que el conflicto ha tenido en el precio de los combustibles a nivel doméstico como por la ayuda en recursos y armamento que ha entregado Washington a Kiev, que ascendía hasta septiembre a 17 mil millones de dólares. A nivel político han cuestionado la debilidad de Biden frente a las constantes amenazas de su par ruso, Vladimir Putin, y aunque se mantiene la batería de sanciones tanto contra él como contra sus allegados y la economía, esta guerra prolongada ha desgastado la imagen del mandatario norteamericano. Paralelamente, desde analistas hasta ciudadanos cuestionan los millonarios recursos entregados a Ucrania porque elevan la deuda externa estadounidense y habrían podido dedicarse a la inversión social doméstica (desde subsidios hasta mejoras en salud y educación) la que, contemplada en el Plan de Infraestructura, está bloqueada en el Congreso.
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5. Crisis migratoria. Aunque se admite que los migrantes fueron la base del desarrollo de Estados Unidos, las decisiones de Biden desde el mismo momento en que asumió el poder, cuando firmó varias órdenes ejecutivas reversando las claras políticas que en el tema adoptó su antecesor, este fenómeno está desbordado. Sin duda, es uno de sus mayores dolores de cabeza por la flexibilización en las medidas antiinmigrantes que generaron un éxodo masivo, especialmente de centroamericanos, hacia la frontera sur, llevando a cifras inéditas tanto de acogida como de deportaciones. A ello sumó que su decisión de otorgar un Estatus de Protección Temporal (TPS, por sus siglas en inglés) a los haitianos y venezolanos que estaban en el país incentivó a que miles de ellos se movilizaran hacia las fronteras norteamericanas con la ilusión de que los cobijaría. Igual ocurrió a diario con cubanos, africanos y hasta colombianos. De allí que se viera forzado hace dos semanas a una nueva normativa que prevé el ingreso de un máximo 24.000 venezolanos a través de un programa que obliga a entrar vía aérea y avalado por un patrocinador. Todo aquel que entre ilegalmente por la frontera terrestre será expulsado a México. Adicionalmente, las imágenes de hombres a caballo dando fuete a los ilegales para evitar su paso, provocaron una tormenta entre demócratas, divididos entre quienes apuestan por un enfoque más humano frente a la inmigración y quienes, como sus opositores republicanos consideran que hay es una grave crisis que urge pronta solución.
6. Tibia política exterior. ¿Es Joe Biden "débil" frente a Vladimir Putin, Teherán o Pyongyang? ¿Es una sorpresa que aviones chinos estén volando sobre Taiwán? ¿O que Corea del Norte esté probando misiles nuevamente? ¿O que Irán esté intensificando su programa nuclear? A todas esas preguntas la oposición republicana señala que son efecto de la debilidad presidencial en política exterior. En ello también incluyen el enfrentamiento con Rusia por Ucrania, anteriormente, la caótica retirada de Afganistán, en agosto del 2021 y a comienzos de este año la confusión que generó al sugerir que una "incursión menor" de Rusia provocaría un menor rechazo de Occidente e insinuar que había divisiones entre los países de la OTAN sobre la envergadura de la respuesta que justificaría tal incursión. Los legisladores republicanos rápidamente criticaron al presidente demócrata, acusándolo de haber tácitamente "dado luz verde" a una invasión rusa obligando a la Casa Blanca a dar marcha atrás.
7. Labor bipartidista. Cuando ganó la presidencia, Biden prometió un clima político más tranquilo y afirmó que se esforzaría para lograr un trabajo bipartidista. Pero el primer día de su mandato cerró el oleoducto Keystone, lo que de inmediato generó preocupación entre muchos de los que lo llevaron al cargo. Vinieron después otras decisiones políticas de poco agrado en el sector más extremista de la izquierda gobernante, constantes lapsus del mandatario que pueden ser evidencian de su agotamiento mental tanto por lo demandante de su cargo como por su edad y, finalmente, la poca efectividad de sus medidas para detener la inflación, lo que ha sido un contundente golpe a su liderazgo. /Redacción internacional
EL presidente Joe Biden se involucró activamente en las campañas para estas midterms, buscando el repunte de los demócratas./Foto AFP