En lo que considera como una continuación de la jornada del 21 de octubre pasado y la “reanudación de la movilización social y política de las y los colombianos” convocada el año pasado, el Comité Nacional de Paro citó a manifestaciones este jueves 19 de noviembre.
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Como se verá, si bien las exigencias (como los problemas que las originan) son las mismas, el contexto actual no solo es diferente, sino que la convocatoria sindical a salir a las calles representa una apuesta riesgosa en varios sentidos.
En las comunicaciones emitidas en los últimos días se expone que a los puntos presentados antes del 21 de noviembre de 2019 se suman los contenidos en el llamado pliego de emergencia que, alega el Comité, el Gobierno “de forma arbitraria se ha negado a negociar”.
Para los convocantes, “antes que prestar la debida atención a las múltiples necesidades económicas de trabajadores, campesinos e indígenas, empresarios del agro y la industria, estudiantes universitarios, maestros y trabajadores de la salud y de las demás capas y clases medias y populares contempladas en el pliego de emergencia, el Gobierno sigue tomando medidas contra nuestro pueblo, destina los recursos del FOME para llenar de prebendas y canonjías al capital financiero”.
En contraste con lo expresado por los promotores de la jornada, al menos son cinco los riesgos que corre el Comité con su llamado a paro de esta semana.
1. Baja participación
Tras la jornada de paro adelantada el 21 de octubre, los análisis se limitaron a reseñar lo obvio: que la protesta se desarrolló en forma pacífica. Sin embargo, lo acontecido refleja algo más: las preocupaciones de la ciudadanía son otras.
La baja participación en esa, como en anteriores movilizaciones convocadas incluso antes de la cuarentena, son muestra de otros intereses ciudadanos.
Aunque es claro que siguen vigentes las reivindicaciones políticas y sociales señaladas el año pasado por el Comité Nacional de Paro, las encuestas muestran que los problemas que más preocupan a los colombianos hoy por hoy son la salud y la estabilidad económica.
Los sondeos han detectado que más del 60% de los colombianos se muestra altamente preocupado por la pandemia, en tanto que casi el 80% atestigua que el Covid-19 les afectó su economía de manera importante.
Al detallar las mayores preocupaciones de los núcleos familiares, los estudios de opinión encontraron que a los consultados les inquieta específicamente la estabilidad laboral, la economía, las deudas, el crimen y la salud.
En ese orden de ideas, el Comité se arriesga a una muy baja participación en el paro de esta semana, exponiéndose a un mayor desgaste, no solo ante el Gobierno, Congreso y otros sectores, sino ante sectores sindicales y de reivindicación social que consideran que esa instancia ya no tiene mayor poder de convocatoria. De hecho, no pudo forzar al Ejecutivo a retomar las sesiones de la “Conversación Nacional”, el escenario de diálogo que la Casa de Nariño abrió un año atrás luego de la ola de paros de noviembre y diciembre. La pandemia frenó todas las mesas y no se volvieron a retomar.
2. Otro clima social
Paralelo a lo anterior, cabe señalar que el ambiente político y social en que se dieron las multitudinarias protestas del año pasado ha cambiado.
Un indicativo de esta circunstancia se puede constatar en la evolución de la imagen presidencial, que ya venía bastante mal cuando el Comité Nacional de Paro empezó a movilizarse en el segundo semestre del año pasado. El 21 de noviembre, cuando comenzaron las jornadas de protesta, la desaprobación de Iván Duque casi llegaba al 70%.
Incluso el 2020 empezó para Duque con una popularidad en mínimos históricos desde el 7 de agosto de 2018, mientras la imagen desfavorable amenazaba con treparse con destino al 80%.
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Tras recomponer el gabinete, ampliar la coalición y recuperar un margen de gobernabilidad, llegó la pandemia en marzo. El manejo del Gobierno a esta crisis llevó a que la imagen favorable se disparara durante los meses siguientes, llegando en la actualidad a un promedio por encima del 50%.
3. Riesgo sanitario
Tras el pico de la pandemia entre julio y agosto en todo el país, vino una etapa de “meseta” en materia de contagios y muertes, pero con tendencia a la baja. Sin embargo, en semanas recientes la curva epidemiológica está volviendo a revertirse, prendiendo las alarmas en varias regiones del país por el temor a una segunda o un rebrote del virus.
Precisamente, hace ocho días el ministro de Salud, Fernando Ruiz, expresó que "hemos venido experimentando una meseta en el número de casos después de ese pico inicial de la última semana de julio" y agregó que la disponibilidad de camas UCI se encuentra en un promedio del 42%.
Sin embargo, el alto funcionario recordó que desde hace varios meses se ha dicho que en la medida que se va aplanando la curva la epidemia se presentaría de forma discontinua como un serrucho invertido, recalcando la importancia de mantener la disciplina y seguir aplicando los protocolos para reducir la velocidad de contagio, lo que implica no tener fiestas familiares, guardar el aforo en espacios públicos y privados, así como las demás medidas de bioseguridad que se han promulgado durante estos ocho meses de pandemia.
En ese orden de ideas, convocar marchas y un paro no solo es un riesgo sanitario muy alto, sino que muchas personas que quisieran participar se abstendrán de hacerlo por miedo a contagiarse de Covid-19. Pareciera que el Comité no sopesa objetivamente esta circunstancia.
4. Rebajas, un mayor atractivo
No parece esta la mejor semana para realizar una marcha sindical ¿Por qué? Se realizará el sábado el tercer “Día Sin IVA” pero muchos comercios han anticipado sus rebajas en pos de atraer más clientes. A ello se suma, que tanto en el sector público nacional como en algunas empresas del sector privado se anticipó el pago de la prima decembrina para que las familias tengan recursos para comprar y por esa vía ayudar la reactivación económica. Calculó el presidente Duque que se beneficiará “cerca de 1,2 millones de personas” con “más de $1,4 billones que van al bolsillo de las familias colombianas”.
Ya los ministerios de Comercio y del Interior trazaron los lineamientos de bioseguridad para la jornada del sábado, bajo el slogan de “Madrúgale a la navidad y compra lo nuestro”.
En ese orden de ideas es muy posible que muchas personas estarán esta semana más concentrados en las ofertas y rebajas que en el paro del jueves. Con muchas personas en la modalidad de teletrabajo y productos atractivos en el comercio electrónico, poco eco tendrá la marcha del jueves.
5. La realidad salarial
Uno de los trasfondos de la jornada del jueves, ya que del Comité hacen parte las centrales obreras, es la negociación del incremento salarial para 2021.
Como lo ha publicado este Diario el empresariado apunta a un aumento mesurado, muy cercano a la inflación, que este año cerrará en 2%, según las proyecciones, en tanto que el sindicalismo ha planteado aspiraciones de reajuste salarial por encima del 10%, abiertamente desfasado dado el duro coletazo socioeconómico de la pandemia.
El debate para el aumento del salario mínimo se hará en el marco de la Comisión Permanente de Concertación de Políticas Salariales y Laborales, liderada por el Gobierno (específicamente por el Ministro de Trabajo) con la participación gremial y sindical.
En su convocatoria para el jueves, el Comité ha dicho que “ante la negativa del Gobierno de sostener diálogos y negociaciones” con él, “nos queda insistir y persistir en la protesta y movilización social para defender la democracia, la paz, y los derechos”.
Hay que ser realistas: el margen de negociación salarial es muy estrecho. La inflación baja, la productividad empresarial negativa, el alto desempleo y la lenta recuperación económica no permiten un reajuste similar al 6% del año pasado. Plantear peticiones de aumento muy altas solo desgastará al Comité, cuando hasta los mismos trabajadores saben que ‘el palo no está para cucharas”.