NINGÚN AVANCE concreto -tal cual se vaticinaba- pero claridad tanto en la voluntad política para evitar cualquier conflicto como en las ‘líneas rojas’ prestablecidas por sus naciones fue el resultado de la cumbre virtual entre Joe Biden y Xi Jinping.
Como líderes de dos potencias, Estados Unidos y China, respectivamente, reiteraron sus diferencias en temas de alta tensión geopolítica como el estatus de Taiwán, pero también su disposición a trabajar juntos en temas de vital importancia global como la lucha contra el cambio climático.
De la sonrisa inicial y el saludo de “viejo amigo” que expresó Jinping a Biden se pasó a un tono de seriedad y respetuosa confrontación por sus respectivas visiones frente a temas que, de antaño, generan tensión en la relación bilateral. Al término de la cumbre que se prolongó por más de tres horas, sus respectivos gobiernos coincidieron en señalar que fue abierta y respetuosa. Aquí los consensos y disensos de este tercer encuentro del año.
1. Voluntad política
Desde el momento en que asumió el pasado 20 de enero la presidencia de Estados Unidos, Joe Biden fijó como prioridad en su agenda internacional dar un nuevo aire a la relación con China y de allí que a la de la noche del lunes precedieran otras dos cumbres telemáticas. En esta última tanto él como Jinping reiteraron la voluntad política de mantener una comunicación más inmediata y fluida para evitar cualquier conflicto, al igual que su disposición para encontrar vías de cooperación.
Dirigiéndose a Xi a través de la pantalla, Biden dijo que su "responsabilidad como líderes de China y Estados Unidos era asegurar que la competencia entre los dos países no se transforme en un conflicto intencionado o no", sino que sea una competencia simple y directa.
"Me parece que necesitamos establecer algunas barreras de sentido común, ser claros y honestos cuando no estamos de acuerdo, y trabajar juntos donde nuestros intereses se cruzan, especialmente en asuntos globales vitales como el cambio climático", sostuvo Biden al tiempo que resaltó que nada de ello supone un "favor" para Pekín o Washington, si no que "lo que hace el uno por el otro" supone un "liderazgo mundial responsable. Y usted es un líder mundial importante, al igual que Estados Unidos".
En esta línea, subrayó que la relación bilateral no solo "tendrá un impacto profundo en ambos territorios, sino en el resto del mundo”, por lo cual instó a mantener una comunicación “honesta, directa y sincera” sobre las prioridades e intenciones de ambas partes.
Por su parte, Xi se exaltó los “múltiples desafíos” que deberían enfrentar juntos, abogó por la "comunicación y cooperación" de ambas naciones como las "dos economías más grandes del mundo" y miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU que son.
Y, por ello, dijo que “deben respetarse mutuamente, convivir en paz, buscar una cooperación de ganancias compartidas, y gestionar bien los asuntos internos mientras asumen sus debidas responsabilidades internacionales”. A renglón seguido indicó que “la tierra es lo suficientemente grande como para acomodar el desarrollo tanto de EE.UU. como de China, el cual no debe abordarse con mentalidad de ganadores y perdedores”.
Jinping se mostró convencido de que “se requiere una relación sólida y estable entre China y Estados Unidos para promover el desarrollo respectivo de nuestros dos países y para salvaguardar un entorno internacional pacífico y estable, incluida la búsqueda de respuestas efectivas a los desafíos globales como el cambio climático y la pandemia de covid-19".
2. Salvaguardas
Pese a ese marco de buena voluntad, las dos superpotencias chocaron al abordar posibles “salvaguardas” a las persistente políticas, militares y comerciales, Es decir, al poner sobre la mesa cuestiones de alta sensibilidad geopolítica como Taiwán, el Tíbet y los derechos humanos.
El que causó mayor tensión, sin duda, fue el de la isla autogobernada democráticamente reivindicada por Pekín y que, como se sabe, es apoyada militarmente por Washington. Xi fue enfático en advertirle a su homólogo estadounidense que atizar la independencia de Taiwán sería “jugar con fuego…y quienes juegan con fuego se queman".
"Las autoridades taiwanesas han intentado muchas veces apoyarse en Estados Unidos para su independencia (...) Algunas personas en Estados Unidos intentan usar a Taiwán para controlar a China", dijo Xi y resaltó que ello “es una tendencia muy peligrosa”
De igual forma expresó que “somos pacientes y estamos dispuestos a emplear nuestra máxima sinceridad y hacer el máximo esfuerzo para luchar por la perspectiva de la reunificación pacífica…Sin embargo, si las fuerzas separatistas independentistas de Taiwán” provocan y coaccionan, o incluso traspasan la línea roja, tendremos que tomar medidas drásticas”.
En las últimas semanas, China intensificó las incursiones aéreas en un amplio perímetro alrededor del territorio taiwanés y amenaza con recurrir a la fuerza si se proclama oficialmente la independencia de la isla.
Por su parte Biden dejó claro a Xi que “Estados Unidos se opone firmemente" a cualquier intento "unilateral de cambiar el statu quo o de socavar la paz y la estabilidad en el estrecho de Taiwán", advertencia que toca igualmente a los dirigentes taiwaneses.
Así las cosas, China y Estados Unidos siguen "profundamente opuestos" sobre la cuestión de Taiwán, pero la cumbre, según expresó Shi Yinhong, del centro de estudios estadounidenses de la Universidad del Pueblo en Pekín, “recordó a ambas partes la necesidad de evitar un conflicto armado".
Se supo que la discusión sobre esta isla fue la más extendida del encuentro telemático tras el cual la Casa Blanca aseguró que la política estadounidense es contraria a reconocer una eventual independencia de la isla, pero se mantiene a favor de ayudar a defenderla ante hipotéticos ataques de China. Sostuvo que Biden insistió en sus “compromisos” en la región apostando por un “Indo Pacífico libre y abierto”, al tiempo que reiteró la importancia de la libertad de navegación y sobrevuelo seguro para la prosperidad.
Mientras Xi advirtió que China salvaguardaría su propia soberanía, seguridad e intereses de desarrollo tanto en este tema como en otros que considera claves y que espera que Estados Unidos no se embarque en una "nueva guerra fría".
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3. Derechos humanos
Según el comunicado poscumbre de la Casa Blanca, Biden expresó "su preocupación por las prácticas (chinas) en Xinjiang, Tíbet y Hong Kong, y por los derechos humanos en general".
Pekín no mencionó explícitamente estos puntos en su informe. "Sobre la base del respeto mutuo, estamos dispuestos a entablar un diálogo sobre las cuestiones relacionadas con los derechos humanos", indicó Xi Jinping. Pero, añadió, "rechazamos que los derechos humanos sirvan de pretexto para injerirse en los asuntos internos de otro país".
Varias organizaciones de defensa de los derechos humanos acusan a Pekín de haber internado en Xinjiang al menos a un millón de musulmanes uigures en "campos de reeducación", lo que China rechaza. Además, se lanzaron llamamientos a un boicot diplomático de los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín (4 al 20 de febrero de 2022).
Este tema no fue mencionado por Biden ni Xi, según sus respectivos informes.
4. Guerra comercial
Desde su llegada a la presidencia, Biden no modificó la guerra comercial iniciada en 2018 por su antecesor Donald Trump, y Estados Unidos sigue practicando aranceles punitivos sobre numerosos productos chinos.
Grandes grupos estadounidenses pidieron a Washington que negocie con Pekín para levantar estos recargos que aumentan sus costes de producción.
En la cumbre, Biden "fue claro sobre la necesidad de proteger a los trabajadores estadounidenses contra las prácticas comerciales y económicas desleales" de China, según la Casa Blanca.
Desde hace tiempo, Washington se queja de las restricciones al mercado chino para las empresas extranjeras y de las subvenciones concedidas por Pekín a sus empresas públicas.
Xi Jinping dijo que estaba dispuesto a facilitar la llegada de empresarios estadounidenses, a pesar de las restricciones relacionadas con la pandemia (el único resultado concreto del encuentro). Pero ninguna tregua en la guerra comercial está a la vista y ningún contrato fue anunciado.
Según los comunicados oficiales, tampoco se habló de levantar las restricciones a los intercambios de estudiantes, investigadores o periodistas, ni de reabrir los dos consulados cerrados el año pasado en ambos países.
Los dos líderes también han intercambiado puntos de vista sobre "desafíos regionales clave", incluidos Corea del Norte, Afganistán e Irán, a la par que establecieron las formas para que las dos partes continúen las conversaciones en una serie de áreas.