¿Absorción o Constituyente? (II) | El Nuevo Siglo
Martes, 6 de Junio de 2017

Decíamos la semana pasada que cualquier argumento relacionado con la decisión de la Corte sobre el fast track no será más que un eufemismo para las Farc, tan aferradas como están a su visión apocalíptica de la cuestión y del escenario político que se avecina.

Temen las Farc que su proyecto político-militar, basado en la comunión con el Eln, se descuaderne desde ahora y se vean ya no en el dilema de volver al monte o no, sino ante un escenario más grave aún: el de ser absorbidas por el sistema como en su momento sucedió con el M-19.

¿Acaso a lo largo de la historia no ha mostrado el Establecimiento colombiano una particular habilidad intelectual para fundir en el sistema democrático liberal y burgués a un sin fin de agrupaciones extremistas que, a pesar de su beligerancia, han terminado completamente subsumidas y asimiladas por el encanto del pluralismo occidental?

En resumen, las Farc son conscientes de que si hay algo peor que el llamado entreguismo revolucionario es la absorción capitalista del espíritu insurgente, así que se apresuran (dejando ver su paranoia estructural) a declararse en "asamblea permanente", poner en entredicho la (de hecho, engañosa) entrega de las armas, y reclamar desaforadamente una Asamblea Nacional Constituyente.

Olvidan, en cualquier caso, que a pesar de haber presidido la Asamblea del 91, el M-19 terminó consumido por ese mismo sistema y que, frente al baladroneo del uso de la fuerza, las Fuerzas Militares siempre han sido mucho más capaces que el aparato revolucionario en materia de interpretación y anticipación estratégica.

Por supuesto, no se puede descartar que, eventualmente, todo este desorden en que ha caído el país requiera de una Constituyente genuina y regeneradora.  

No estaría mal que ante tanto blindaje jurídico y desmesura política, una Constituyente depuradora reconcilie al país sobre la base del plebiscito del 2 de octubre, reconstruyendo así la soberanía popular y el tejido social de la dignidad nacional.

Pero, por lo pronto, tales alardes no son más que la copia genética del proyecto puesto en marcha por Nicolás Maduro para someter a los venezolanos, so pretexto de la consabida refundación del Estado.