¿Acuerdo político nacional? | El Nuevo Siglo
Sábado, 10 de Diciembre de 2016

“El Gobierno de Colombia y las Farc-EP, con el ánimo de consolidar aún más las bases sobre las que edificara la paz y la reconciliación nacional, una vez realizado  el procedimiento de refrendación, convocaran a todos los partidos, movimientos políticos y sociales, y a todas la fuerzas vivas del país a concertar un gran  Acuerdo Político Nacional, encaminado a definir las reformas y ajustes institucionales necesarios para atender los retos que la paz demande, poniendo en marcha un nuevo marco de convivencia política y social.”(A.F, pag7)

El mandato  explícito en el  anterior párrafo del Acuerdo Final abre nuevamente la oportunidad para que todas las fuerzas democráticas concurran en el  fortalecimiento   del proceso de paz con las Farc. Luego de las conversaciones a que dio lugar la victoria del No en el plebiscito, se respiraba un  aire de optimismo y se veía posible un consenso que  ambientaría la tolerancia y el entendimiento en torno al fin del conflicto armado. El Presidente Santos, al aceptar democráticamente el resultado de las urnas, se colocaba  en el pedestal propio de los estadistas. Ahora bien, no hay claridad ni en la causa ni en el momento en que se rompió el encanto. La notificación desde La Habana de que el nuevo acuerdo era inmodificable aceleró la crispación, a la que se sumó la negativa de las Farc a conversar con el expresidente Álvaro Uribe. Más que una altanería fue un error político difícil  de enmendar. Las Farc dieron un salto de la violencia armada a la intolerancia política, que retrata su deliberada ignorancia de los comportamientos civilizados.

Cuando  se lean estas líneas ya el Presidente  de la República, Juan Manuel Santos, habrá recibido en Oslo el Premio Nobel de la Paz, más que merecido por su perseverante esfuerzo por dejar atrás y para siempre tantos años de incertidumbre y sangre que se ensañaron en  el pueblo colombiano. Por eso, la comunidad internacional  unánimemente lo respalda y lo exalta.

Su tranquilo espíritu batallador no debe permitirse sosiego hasta lograr el  reconocimiento, también unánime, de sus compatriotas. Le toca ya,  como  Jefe de Estado, utilizar todas las artes de la persuasión política para hacerse entender de sus enconados adversarios y convencerlos de participar en la tarea de afianzar  la paz en Colombia, en el marco de un  gran Acuerdo Político Nacional.  

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Convención azul

Con asistencia de más de  cinco mil delegados se reunió la Convención del Partido Conservador. Los congresistas movieron sus bases y dijeron con autoridad: ¡Aquí estamos! Más allá de los aplausos y abucheos propios de todo evento político se debatió con ardor y se votó copiosamente. 

Es un partido con ganas de futuro, con muy buenos candidatos presidenciales  (Marta Lucía, Ordóñez, Cárdenas, J.C Restrepo), con coroneles en ascenso  y sin jefe reconocido. Faltó el expresidente  Andrés Pastrana, jefe natural, con prestigio renovado. -¡Es decir, hay un partido sin jefe y un jefe sin partido. Es hora que se reencuentren!-