Carta al Director de Semana
Doctor Alejandro Santos
Muy distinguido Director y amigo:
Me es grato saludarlo y felicitarlo por la magnífica edición conmemorativa de los 30 años de la revista Semana, que muestra el exitoso esfuerzo periodístico por abarcar el quehacer nacional e internacional con la mejor calidad, crónica, selección y coherencia dentro del peculiar estilo que la caracteriza. Formidable empresa que hace posible su fundador Felipe López Caballero, que se refleja con elocuencia en la síntesis conmemorativa de la exigente labor semanal de informar en la que sigue inmerso. Síntesis aún más compleja en cuanto comenta y destaca las noticias gordas que según los periodistas cobran en el tiempo mayor resonancia.
Tan delicado trabajo periodístico responde a un desafío inmenso, que para tener éxito exige las mejores dotes de talento, orientación, análisis, observación, intuición y veracidad. Cualidades comunes a sus destacados antecesores y que lo consagran entre los más notables periodistas del país, junto con el equipo de colaboradores y escritores que hizo posible la memorable edición.
El artículo, salpicado de anécdotas y buen humor de Carlos Mauricio Vega sobre los primeros días de gestación de la revista, facilita penetrar en las entrañas del engendro editorial, dado que “todo parecía conspirar para el fracaso” de la audaz empresa. El binomio que constituyen Felipe López y Plinio Apuleyo, junto con el equipo del momento, se transforma en el músculo empresarial y la peculiar visión periodística que persiste hasta hoy, que obliga a todas las personas que pretendemos estar bien informadas a leer su publicación.
El 26 de agosto el memorable contenido de Semana de los 30 Años me deleitó. En el curso del día recibí varias llamadas de quienes lo elogiaban y agregaban que no había salido nada del magnicidio de Álvaro Gómez. Para estar más seguro le encargué echar un vistazo a un amigo, más tarde me llamó y me dijo que no había nada del crimen. Al terminar de escribir un artículo para El Nuevo Siglo sobre el Festival de la Palabra, como acostumbro hacer con hechos curiosos para compartir con los lectores, agregué la nota: “En la edición de la revista Semana se les olvidó el magnicidio de Álvaro Gómez”. En la noche seguí repasando la publicación y encontré una pequeña foto en blanco y negro que reseñaba el asesinato del político conservador y desmentía el comentario anterior, que me había suscitado la inquietud dado el profesionalismo de la edición. ¿Qué pasó para que varias personas y yo, aguzados lectores, señaláramos que se omitía el magnicidio de Álvaro Gómez cuando en efecto allí estaba el comentario? Me hice la pregunta y la transmití a los mismos interesados. Conclusión, inconscientemente, esperábamos que por su trascendencia histórica la información del magnicidio fuese más destacada y pasamos por alto la mención marginal.
Doctor Santos, que sea esta la feliz oportunidad para aplaudir una vez más su talento y objetividad, que tanto realza su papel en el combativo periodismo colombiano y aprovechar para hacer pública mi cálida y sincera admiración.
Con un cordial saludo,
Alberto Abello