Camino del infierno
El camino hacia el infierno, dicen, está pavimentado de muy buenas intenciones, es lo que debe estar pensando Luis Carlos Restrepo. Debe estar pasando momentos difíciles y amargos el conocido psiquiatra quien llegara a altas posiciones del gobierno de la mano del expresidente Uribe, por quien se fajó como muchos de los que trabajaron a su lado, tal vez sin medir las consecuencias de su ciega lealtad hacia quien ejercía la primera magistratura con un incomparable respaldo nacional.
Lo de los falsos positivos en materia de desmovilización de guerrilleros, autodefensas y todo tipo de delincuentes que han venido asolando campos y ciudades, ha sido un engaño a la sociedad colombiana donde más le ha dolido. A pesar de que todos pensamos que el peso de la ley debe caer sobre todo el que delinque, también queremos que haya paz y si es necesario pasar el trago amargo de cerrar los ojos y permitir que se haga un alto y se absuelva a un montón de gente, estábamos y también estamos en disposición de hacerlo.
Hemos sido engañados; no hubo tal desmovilización sino que se contrataron e instruyeron personas para que hicieran el papel de delincuentes a quienes vimos desfilar en frente al Alto Comisionado de Paz, doctor Restrepo, con uniformes nuevecitos y haciendo por lo demás, más o menos bien, el papel para el cual fueron contratados, haciéndonos creer que estaban arrepentidos y que con su entrega se iniciaba el nuevo camino de convencer a los alzados en armas que es mejor incorporarse a la vida civil que continuar siendo parias perseguidos. Todo nos resultó una monumental mentira a la cabeza de la cual aparece ahora el médico Retrepo como instrumento necesario para que esto sucediera.
En las primeras de cambio no ha resultado muy bien librado que digamos. Se lió en formidable batalla con la Fiscal quien ahora, dicho sea de paso, acusa un talón de Aquiles como es su reincidencia matrimonial con el inquieto caballero que se ha paseado por los márgenes del Código Penal aunque no siempre incólume pues ya fue huésped de nuestras cárceles como condenado. No auguramos nada bueno ni para Luis Carlos Restrepo ni para el país en esta confrontación. Pero no para la mala suerte para el protagonista de esta noticia; en su desesperado afán de defenderse resolvió liarse a golpes de informaciones periodísticas con el presidente Santos, a quien hizo director necesario del exabrupto del cual es acusado, pues siendo ministro de Defensa fue responsable mediato o inmediato de lo sucedido, con tan mala suerte que trastocó los tiempos. Cuando sucedió aquello de lo cual se le acusa, Santos no ejercía de ministro. Pero como si esto fuera poco el expresidente Pastrana ha pedido a la OEA que investigue y se pronuncie sobre el informe que sobre este particular realizara quien era representante de este organismo internacional por la época de los hechos. Todos los caminos conducen a Roma.