ALFONSO ORDUZ DUARTE | El Nuevo Siglo
Sábado, 7 de Abril de 2012

¿Red de tranvías para Bogotá?

AHORA que se habla del tranvía para Bogotá, cabe recordar la magnífica red de tranvías que la ciudad tenía y que desapareció el 9 de abril de 1948 como consecuencia de los graves desórdenes que marcaron la vida de Colombia a raíz del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán el cual, vale la pena decirlo, aun no ha sido aclarado después de 64 años.

La ciudad fue pasto de los vándalos estimulados por fuerzas oscuras y por la sublevación de la Policía Nacional. La grandeza y el temple del presidente Ospina Pérez quien resistió con estoicismo y valor civil los embates de los sublevados salvaron a la Nación de que ocurriera un magnicidio que no se sabe a dónde nos hubiera llevado. El sistema de tranvías que prestaba un magnífico servicio a la movilidad de la ciudad fue liquidado ese día y murió. Las nemesias, las lorencitas, bellos y esbeltos vehículos, los últimos de los cuales fueron nombrados así por voluntad popular en reconocimiento al afecto que se le profesaba a doña Lorencita Villegas de Santos, los tranvías abiertos de carga y de pasajeros recorrían la ciudad en todos los sentidos, hacían de la movilización ciudadana ocasión de compartir los afanes de transporte diarios. Se nos acabó y el único recuerdo que queda lo constituyen algunos rieles que no fueron levantados.

Mirémonos en ese espejo pensando en Bogotá con una red tranviaria. La idea vale la pena ahondar en ella y estudiarla. Claro que la ciudad de hoy no es la misma que existía el 9 de abril cuando escasamente tenía un millón de habitantes. Pensar en llevarlo por la carrera 13 o por la Avenida Chile, la Avenida Jiménez, la Plaza de Bolívar, el barrio San Cristóbal al sur, los Barrios Unidos, el noroccidente, etc. es utópico aunque no imposible, dados los desarrollos urbanísticos que alojan a cerca de ocho millones de habitantes que jamás pensaron en volver a este sistema de transporte urbano. De ahí que se hace necesario un concienzudo debate en el cual participe toda la ciudadanía para poder determinar si se justifica o no.

Muchas ciudades europeas mantienen este tipo de medio de transporte que se tuvo en consideración a los desarrollos urbanísticos de conglomerados ciudadanos que datan de tiempos anteriores a la Edad Media. Ahí están prestando magníficos servicios. A su favor, que nunca han tenido las asonadas nuestras, aunque han sido campos de batalla de dos guerras. Viena, por ejemplo, mantiene un excelente sistema tranviario, como también un magnífico sistema de trenes subterráneos que contribuyen eficazmente a la movilización de la gente y motivo de orgullo y satisfacción nacionales.

No hay que echarle nones a la idea del tranvía para Bogotá, antes de hacer todas las consideraciones técnicas, financieras y de conveniencia. Es una alternativa que hay que considerar la cual no riñe con otros medios de transporte urbano.