Mientras todos creían que el burrito sabanero llegaría a Belén, un Presidente con sus funcionarios y muchos parlamentarios embadurnados hasta el alma con la mermelada “made in Duque”, engañaron a un pueblo que esperaba equidad económica y social.
El clamor de una juventud, que acompañada por sus mayores, recorría calles, parques y avenidas en forma civilizada y creativa pregonando y reclamando con música y cacerolazos sus derechos, quedó burlado y a la espera de nuevos gobernantes que entiendan las necesidades de una nación empobrecida que está despertando. Ojo: está despertando y excitándose.
En estos últimos días son muchas las cosas que se han presentado y que pueden conducirnos a la ira social, con todas sus consecuencias.
Esta Ley de crecimiento económico para venerar a los más ricos y arruinar al grueso de la población, ley que mengua a la clase media, que deprime a los pensionados, que -como la anterior- no creará un solo empleo, que encandila a los menesterosos con supuestas devoluciones de un IVA imposible de retornar, que mengua aún más la educación, que degrada la salud y que tanta vida arranca a los colombianos.
Nada diferente podría esperarse de un ministro que por acción de la “nueva mermelada” se salvó de una moción de censura. De ese que empobreció 117 municipios con sus bonos de agua. Municipios que por ello no pueden entregar líquido potable a sus ciudadanos.
A todo esto se suman otros hechos muy preocupantes, como la aparición de nuevos falsos positivos. En buena hora aparece la JEP, que tenía acta de defunción. Este gobierno quiso borrarla de tajo, incluyendo la paz y las curules para las víctimas. El último falso positivo, el de Valdivia, pone a muchos a pensar sobre el paradero de los responsables, muchos de los cuales aún están en las filas.
Los asesinatos de los líderes sociales y defensores de los Derechos Humanos, continúan a diario, sin que haya responsables identificados.
El millón de cooperantes -sapos- parece estar actuando. Este cuerpo que fue armado por Botero y respaldado por Duque, capturó a un venezolano que se atrevió a tomar una foto de la residencia del Presidente en norte de Bogotá. ¿Por qué no se irá a vivir en Casa de Nari? Parece que en Colombia, como en el Chile de Pinochet, no se pueden tomar fotos de ciertos lugares.
Pero en esta amarga navidad, hay cosas buenas, como el espejismo económico que en Mompox soltó Duque, que a decir de muchos, ¿para qué entonces la retardataria reforma tributaria? La cárcel para los corruptos, con mico y todo, los 104 puntos de los marchantes sobre los cuales solo conversará el presidente.
Algo es algo, en este mar de desaciertos. ¡Mejor vamos a Belén!
BLANCO: El acogedor mensaje del Papa Francisco a través de Julito en La W: “Colombianos: no se dejen robar la esperanza, ni la alegría”.
NEGRO: El peaje que establecerán en las calles de Cartagena.