Mañana será el gran día para la que creíamos la democracia más solida del planeta. Los norteamericanos decidirán si Donald Trump seguirá en el poder o si en su reemplazo llegará Joe Biden. ¿Qué le conviene más a Colombia? ¿Un triunfo de los demócratas o de los republicanos?
El gobierno del presidente Duque se la ha jugado a fondo por la campaña de Trump, no solo a través de los representantes de su partido -el Centro Democrático- sino también del servicio diplomático en Washington. Según un ex alto funcionario del gobierno de Estados Unidos, que le habló bajo reserva al Financial Times, Colombia se equivocó teniendo una pobre estrategia durante esta elección, al ser la porrista de Trump, frente a sus políticas en Venezuela y promoviendo su candidato en el Banco Interamericano de Desarrollo. Bajo este panorama, un triunfo de Biden no sería nada promisorio para nuestro país, no porque las políticas del partido demócrata quieran irse en contra de Colombia, sino porque la estrategia jugada por nuestros funcionarios fue todo menos eso: estratégica.
Por otra parte, hay quienes argumentan, que un triunfo de Biden sería beneficioso para América Latina. La prestigiosa revista The Atlantic, dijo recientemente que la Doctrina Biden empieza en el continente. Para Colombia en particular, podría ser positivo que llegara a la Casa Blanca. Primero, porque conoce muy bien la región, pues bajo el gobierno de Barack Obama, las relaciones con el continente estuvieron a su cargo. Segundo, porque siendo congresista fue una de las personas que visitó Colombia, logrando una estrecha relación con el ex presidente Andrés Pastrana, que se materializó en Cartagena. Biden se considera el responsable de que el plan Colombia se llevara a cabo. El importante paquete de ayudas económicas para fortalecer el ejército y luchar contra el narcotráfico fue liderado desde el Congreso de Estados Unidos por el candidato demócrata, quien gracias a eso conoce bien nuestro país.
¿Pero y si gana Trump? Aunque las encuestas vaticinan que perderá, hay que considerar esa posibilidad (lo mismo pasó hace cuatro años y por eso nadie se confía). Dicho escenario es al que le apostó la diplomacia colombiana para poder lograr un respaldo irrestricto del Banco Interamericano de Desarrollo en términos de prestamos y ser el potencial receptor de inversiones gringas que salgan de China y vengan a América Latina. Un cambio en el modelo de las cadenas de valor global llamado near-shoring. Si eso se da, el problema para el país será equilibrar las relaciones con la potencia en desarrollo que es el gigante asiático.
Aunque no nos engañemos, la democracia norteamericana está tan afectada, tiene tantas cosas por arreglar, que la región no será su prioridad. América para los americanos y América primero, fueron las promesas de Trump durante la campaña del 2016 y si que las cumplió a cabalidad. Durante su gobierno la política se concentró no en guerras contra el terrorismo, como veníamos acostumbrados en las últimas décadas, sino en una serie de renegociaciones de acuerdos comerciales con otros países. Así mismo, en la constante polarización interna y en su tradicional guerra contra los medios de comunicación. Por eso, seamos conscientes de que Estados Unidos dejó de ser el guardián del mundo y hoy está más concentrado en hacerle frente a su decadencia interna -característica del fin de un imperio- que en la geopolítica internacional.