Amylkar Acosta M.* | El Nuevo Siglo
Martes, 30 de Junio de 2015

La Guajira cincuentenaria

“El futuro está abierto, no está predeterminado…Todos nosotros contribuimos a determinarlo”.

 

Karl Popper

ARRIBA  el Departamento de La Guajira a los cincuenta años de su creación; hasta entonces había sido Intendencia y hacía parte del Magdalena grande, el cual terminó de desintegrarse dos años después cuando se creó el Departamento del Cesar, segregándose del mismo. Durante el período del presidente Guillermo León Valencia proliferaron los nuevos departamentos, llegándose a hablar de una “departamentalitis”. En dicho lapso se desintegró también el Viejo Caldas, dando nacimiento a otros dos departamentos, Risaralda y Quindío.

Nuestro departamento es la muestra perfecta de la caracterización que hace la Constitución Política de nuestro país: es biodiverso y multiétnico. Y su ubicación geográfica no puede ser más envidiable, enclavada en el Caribe, es la región más septentrional de Colombia y constituye la esquina oceánica de Suramérica. Dotada, además, por la naturaleza de una gran riqueza en recursos naturales no renovables, tan variados como abundantes, gracias a la cual se le reconoce como la principal despensa minero-energética con que cuenta el país.

Pero, también es cierto que La Guajira es una región rica habitada por gente pobre, ello salta a la vista cuando constatamos que sus indicadores en necesidades básicas insatisfechas, pobreza, analfabetismo y desigualdad son de los más altos de la región Caribe, la cual a su vez acusa los más altos niveles entre las regiones de Colombia. Esto es aberrante y se explica en gran medida por los desajustes sociales tan protuberantes en el país, producto del desarrollo desigual a que ha estado expuesto Colombia y que dan lugar a unas enormes brechas interregionales e intrarregionales.

Pero, a todas esas cabe preguntarse qué se hicieron los ingentes recursos que se recibieron por cuenta de las regalías del carbón, el gas y también de la sal. Muchos se preguntan y con razón, cómo es posible que La Guajira aún esté en semejante postración económica y social, con tantas carencias y precariedades después de haber recibido en los últimos 25 años algo así como US$ 1.461 millones.

Hemos sido particularmente críticos sobre el manejo ineficaz e ineficiente que se les ha dado a los recursos provenientes de las regalías. He denunciado públicamente el desgreño administrativo y los desmanes de los cuales han sido objeto. No obstante el codirector del Banco de la República, Adolfo Meisel, luego de hacer un análisis riguroso sobre la realidad de La Guajira, llegó a la siguiente conclusión: “La magnitud del rezago de La Guajira, antes de la era de la minería, era tan grande que aun si las regalías se hubieran invertido en forma eficiente y con cero corrupción, éstas no eran suficientemente grandes como para cerrar esa brecha”. Ello, ni más faltaba, no exime de responsabilidad a la dirigencia de nuestro departamento, pues no pocos de quienes han hecho parte de ella no han estado a la altura de sus responsabilidades.

www.fnd.org.co

*Director Ejecutivo de la Federación Nacional de Departamentos