AMYLKAR D. ACOSTA M. | El Nuevo Siglo
Miércoles, 12 de Octubre de 2011

Persistir o rectificar

 

Bien dijo el experto Manuel José Cárdenas, que “Apoyarse en factores tan estáticos como los recursos naturales, puede ser una buena manera de comenzar pero una mala manera de continuar”.
Además, como lo sostiene el ex ministro de Hacienda, Rodrigo Botero, “la estructura de la canasta exportadora colombiana registra una creciente dependencia de la venta de productos primarios y de la extracción de recursos no renovables. Desde el punto de vista de la transformación de la estructura productiva de la economía, este proceso constituye un retroceso. Lejos de ser causal de celebración, lo que está sucediendo representa un cambio poco saludable”.
Los ejemplos de Brasil, Chile y Perú, que han sabido aprovechar este boom de las materias primas para diversificar su aparato productivo y sus exportaciones son dignos de imitar; ellos para lograr este propósito han definido e impulsado una agresiva política de industrialización; Colombia en cambio adolece de ella y sigue exportando materia prima en bruto.
Como afirma Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la CEPAL, “hay que procurar que las exportaciones vayan más allá de las materias primas”. La gran minería se caracteriza precisamente por ser verdaderos enclaves, con escasos eslabonamientos hacia adelante y hacia atrás, además de ser intensiva en capital. Por ello, consideramos que va en la dirección correcta el Ministerio de Comercio cuando plantea la necesidad de repotenciar el Programa de Transformación Productiva que agencia esa cartera, el cual cuenta ya con doce sectores, con el objeto de impulsar la productividad del país y promover la diversificación de la oferta exportable, como parte de su estrategia para salir de la trampa de la reprimarización en la que es fácil caer pero difícil salir. Como lo advierte Cárdenas, “hay que conseguir una transformación productiva de fondo. Como lo ha sostenido Dani Rodrik, el desafío central del desarrollo económico no es la demanda externa, sino el cambio estructural interno”. ¡Así de sencillo!
Lo que pasa es que el modelo económico basado en la febril actividad extractiva no ha dado pábulo al desarrollo de los otros sectores, víctimas por lo demás de la enfermedad holandesa que contagió a la economía colombiana desde la década del 90 y aquí siguen perorando sobre la “amenaza” de contraerla. Es obvio que si quieres obtener resultados diferentes, lo más aconsejable es que no sigas haciendo lo mismo.

 

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