Amylkar D. Acosta M. | El Nuevo Siglo
Martes, 19 de Abril de 2016

Entorno externo adverso

A MEDIADOS del año pasado, el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, ante los nubarrones que se posaban sobre la economía colombiana, le daba un parte de tranquilidad al país: “la tasa de cambio flexible nos ayuda a estimular las exportaciones y a  sustituir importaciones, por lo que se reduce el déficit en cuenta corriente” y remataba diciendo que “el peso más débil ayudará a la recuperación del crecimiento, llevándolo a su ´velocidad de crucero´ de entre 4.5% y 5% por año”, al tiempo que le apostó a un crecimiento del PIB para el 2015 del 3.5%.

Pues nada de lo que él previó pasó, empezando porque el crecimiento del PIB el año pasado cerró en un 3.1%, lo cual llevó a decir al ministro Cárdenas que, frente al mal de muchos, “si nos comparamos con el resto de Latinoamérica vamos bien”(1). Dicho coloquialmente, la habíamos sacado barata, porque nos pudo haber ido peor.

 

2014 y 2015 han sido dos de los tres peores años en el desempeño de la economía colombiana en la última década, afectada por la caída de los precios de los commodities y su demoledor impacto en las finanzas públicas, el desplome de la actividad industrial, la caída del consumo y la inversión privada, el déficit histórico en la cuenta corriente de la balanza de pagos, la devaluación y de contera el encarecimiento del servicio de la deuda externa. Dicho sea de paso, la caída en el ingreso nacional tiene un carácter estructural, permanente y no coyuntural habida cuenta que la recuperación de los precios, especialmente los del petróleo será lenta y moderada. De allí que, dados los vientos en contra y el adverso entorno externo, las perspectivas de la economía colombiana sean tan sombrías.

 

Como lo sostiene el Nobel de economía, Joseph Stiglitz, refiriéndose a Latinoamérica, “el error clave en los últimos 15 años fue no entender que había una burbuja de bienes primarios que no duraría para siempre, lo cual hacía obligatorio diversificar las economías del área y eso no se hizo…Las cosas iban bien y más de uno creyó que se había aprendido a manejar correctamente la economía.  Sin desconocer las mejoras, la verdad es que hubo una época de suerte, pero no se hicieron otras tareas importantes[1]. En efecto, según Paolo Giordano, Economista principal del Departamento de Integración y Comercio del BID, sólo México ha logrado que el 75% de sus exportaciones esté representado por 132 productos; en cambio, Colombia, Bolivia y Paraguay por sólo 10, Ecuador por 4 y Venezuela es monoexportador de petróleo.

 

No obstante que, después de casi una década de revaluación del peso frente al dólar, en el 2015 la moneda colombiana se depreció el 37.2%, el peso “más débil” ni estimuló las exportaciones ni ayudó a la recuperación del crecimiento como se esperaba.

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(1)  El Tiempo, Enero 24 de 2016