Ecos de la Cumbre
Según el anuncio de Obama en la frustránea Cumbre de las Américas a partir del 15 de mayo entrará en vigencia (¡por fin!) el TLC suscrito entre EE.UU. y Colombia hace ya casi 6 años y ratificado por EE.UU. desde octubre pasado. En los días previos a la Cumbre el Congreso de la República aprobó en volandas las últimas leyes express requeridas para tal efecto, sin debatirlas, sin deglutirlas, antes de que arribara Obama a La Heroica y así allanarle el camino para su albricia.
Aparte de la reacción en contra de la medida que coarta la libertad de los cibernautas, que revivió la malhadada Ley Lleras, poco se sabe del alcance de las otras leyes expedidas en tiempo récord atinentes al sector agropecuario y a la cuota de pantalla en TV. De un 50% que teníamos ahora pasamos al insufrible 70% (¡!), con lo cual, como lo comenta la analista Helena Villamizar, se favorece ampliamente “no sólo la producción y el empleo foráneo, sino la imposición de sus valores culturales”.
Rafael Mejía, presidente de la SAC, quien al término de las negociaciones manifestó que “el sector del campo fue el gran damnificado con el cierre” de las mismas, ahora nos recuerda que con la entrada en vigor del TLC con EE.UU. “de todos modos habrá ganadores y perdedores”. Está por establecerse quienes serán los unos y los otros. Los artífices de la debacle dirán como el Capitán del “insumergible” Titanic cuando su hundimiento era ineluctable, sálvese quien pueda! Apenas seis meses antes de este esperado anuncio manifestó el ministro de Agricultura, Juan Camilo Restrepo, que “no estamos preparados, nos falta mucho” para enfrentar el reto del TLC con EE.UU.
El caso más patético es el de la producción agropecuaria, cuyo presidente del gremio, José Felix Lafaurie, en un artículo de prensa denuncia algo inverosímil, que “mientras la mayor economía del planeta tendrá acceso inmediato para carne y lácteos, pasarán años antes de que nuestros productos estén en la mesa de los consumidores americanos. Ahora, remata Lafaurie, “estamos frente a una tragedia social dramática” y, peor aún, anunciada. Cabe preguntarse cómo es posible que estando advertidos de lo que se le venía a Colombia pierna arriba, eso hace más de 10 años, todavía estamos en pañales.