Esta es la segunda parte de la columna sobre apuestas online. Lo que está pasando con las plataformas que promueven las apuestas digitales es un tema de salud pública. Ni más, ni menos. Los niños y jóvenes, sobre todo los hombres, se están enfrentando a un problema mayúsculo.
Los niños y jóvenes que se acercan a las apuestas online tienen la sensación de que saben mucho de fútbol. Y cada tanto, aciertan y ganan algo con sus predicciones. Claro, ahora se puede apostar en casi cada detalle del juego. Hace poco se puedo ver que, hasta el número de saques de meta es susceptible de ser apostado.
La cadena de endorfina es muy compleja. A ver si la podemos explicar. Arranca un partido de fútbol (la industria más masiva) y el usuario puede hacer diferentes apuestas en tiempo real. Pero también puede hacer apuestas combinadas para ganar un mayor rédito. Entonces, la sensación que se puede ganar en cualquier momento aumenta y todo termina en 90 minutos, con un saldo casi siempre en verde, porque en algo tuvo que acertar el usuario.
La gran diferencia que tienen las plataformas de apuestas online con los casinos tradicionales es que, en el mundo digital, se crea una sensación de pequeñas victorias. Por algún lado está entrando plata. Y usualmente, los consumidores que sienten que le están ganando al sistema van a continuar utilizándolo.
Pero en lo que sí son iguales los casinos con las plataformas de apuestas online es que ninguno de ellos pierde. La casa siempre gana. Más temprano que tarde. Pero siempre gana. ¿Qué es lo que está pasando actualmente? Que a medida que el usuario va agarrando confianza y va teniendo aciertos en los partidos, aumenta el monto de sus apuestas y todo termina, como siempre termina, perdiendo duras cantidades de dinero.
Ahora, todo esto se potencia en el contexto de los menores de edad. La sensación de victorias seguidas y de ‘ganar dinero’ ya es compleja de manejar para un adulto, ni hablemos lo que puede ser para un niño de 13 años. O para un joven de 16 o 17 que comienza a tener gustos un poco más costosos. La adicción que estamos viendo actualmente, considero, tiene que ver con la posibilidad de ganar dinero con poco esfuerzo. Y eso es muy complejo.
Para completar el tema se suma la economía en general. Colombia vive una durísima recesión. Que tiene pinta de estanflación. Así que, no son pocos los jóvenes que están encontrando en las apuestas digitales una “nueva forma de trabajar”. Con la ilusión de aportar económicamente en sus entornos familiares. Y nada más alejado de la realidad. Los casinos siempre ganan.
La ludopatía infantil y juvenil se está disparando a niveles insospechados. Y el tiempo sigue corriendo. Nadie parece tener soluciones o siquiera propuestas para enfrentar esta nueva pandemia. Todo terminará en un proyecto de ley insulso, mientras las plataformas seguirán facturando billones de pesos y pagando pautas por silencios y promociones.