Por primera vez en la historia del país se han resaltado los comienzos originales de la economía nacional. El Gobierno hizo en la semana pasada justo reconocimiento a hombres y mujeres que fundamentan vida laboral, junto con sus familias.
El presidente Duque, en su intervención televisiva, en un paréntesis sobre las estadísticas del contagio con el coronavirus y la recuperación de cientos de personas, hizo pensar que “al comenzar la temporada decembrina, todos los colombianos, están llamados a contribuir con la economía familiar de este país de artesanos que puede mostrarse con orgullo”.
En verdad son principios característicos del comportamiento comunitario, al prender luces, decoraciones, pesebres y árboles navideños, arreglos que, en realidad puede afirmarse por estos días que la producción artesanal en todas las ciudades, barrios y poblaciones, organizan navidad como si se tratase de una feria nacional.
El artesano, desde joven, tiene manos adiestradas, con sus ideas creativas en su variada exposición de productos, con algunas ofertas superiores a las de mucha industria nacional, con prestigio e intensa divulgación publicitaria.
Sin embargo, no son pocos los almacenes de arraigo comercial que tuvieron comienzos en manos de modestos artesanos en sus respectivas épocas, en poblaciones o ciudades pequeñas y hoy son vitrina comercial que olvidan cómo fue el inicio.
Desde luego que la temporada atrae la música y bailes en algunas de las regiones, donde el folclor despierta por tradición bailes y concursos en composición e interpretación, como son los efectuados en Tolima, Huila, Cesar, Santanderes, Antioquia, Boyacá, Cundinamarca y Costa Atlántica.
Y el atractivo artesanal engalana cocinas y mesas, de todos los lugares con preparación de platos típicos que, al igual, se han convertido en carta para comienzos de restaurantes que, luego de los días, se caracterizan como ideales para el turismo nacional y extranjero, como en efecto hacen fama por su origen artesano.
El arte no obstaculiza la artesanía que, inclusive construye y pule instrumentos desde décadas atrás en todo el país. La sombra siniestra es la pólvora de alto fuego, que se enciende de manera paralela en zonas residenciales, con estallidos contra adultos y menores en lugares de fiesta popular.
El manejo de pólvora en sitios densamente poblados es arma que, cada año deja víctimas fatales y heridos de consideración, en hospitales en centros urbanos y periféricos de toda la Nación. En consecuencia, corresponde a autoridades de seguridad retirarla hasta en los finales de diciembre.
El otro peligro con pólvora está en las vías; no llevarla a fincas y casas campestres es un aporte valioso para un final de año sin armas, porque es equivalente a un arma; de igual manera debe ser exigencia para el transporte público, autobuses y particulares, por carreteras y autopistas en toda la geografía nacional.
Adenda: El artesano sano es emblema del trabajo colombiano y hasta admirada su producción en distintas áreas, que con dedicación y sin mayores recursos alcanza a crear mediana y gran empresa identificada con su propio nombre. Es una cara ejemplar del país.