Esta semana conocimos la triste historia de unos perros que, por orden de un alto oficial del Batallón de Artillería, en el sur de la capital, fueron subidos a un camión y llevados a un destino desconocido. Gracias a la oportuna acción ciudadana se advirtió la situación, acudieron muchas voces reclamando el regreso de los amados canes a su vecindario, entre ellas la de la concejala animalista Andrea Padilla, logrando que efectivamente volvieran a las instalaciones de la guarnición militar y sus alrededores.
Esta historia nos recuerda las muchas de otras épocas, donde algunos mandatarios locales usaban estos métodos para deshacerse de los habitantes de calle, preferían enviarlos en largos viajes y dejárselos a otro burgomaestre a muchos kilómetros de distancia. Procedían por estética no por ética, despojados de todo tipo de consideración humana, viendo al habitante de calle con la más absoluta indiferencia, con los mismos ojos que nuestro oficial vio a los perros, no sabemos aún que le molestó y, como no imaginarlo sí actuó por iniciativa propia o aupado por algún superior.
Lo cierto es que el tiro le salió por la culata y los perros regresaron para quedarse, no por razones diferentes a que también son habitantes de la ciudad, algunos ruedan con suerte y viven en casa con sus amos, otros como estos canes artilleros tienen que hacerlo en condiciones de calle, por supuesto se ven expuestos a la malquerencia de algunos que han olvidado la empatía con la naturaleza y que no pierden oportunidad para descargar, en contra de los más débiles una autoridad que les ha sido otorgada para proteger, eso incluye a los indefensos.
Es hora que las autoridades se sintonicen con la protección y el bienestar animal, que en el caso de la Fuerza Militares y de Policía se realicen las capacitaciones necesarias para que el trato debido a los animales, tanto los que son usados en la prestación del servicio como aquellos con los que interactúan de manera cotidiana, recordando que el literal c de la Ley 1774 de 2016 impone a los servidores públicos la obligación de asistir y proteger a los animales con acciones diligentes ante situaciones que pongan en peligro su vida, su salud o su integridad física.
Estamos seguros que este evento ayudará a nuestras Fuerzas Militares y de Policía a adoptar las buenas prácticas, que permitirán en adelante brindar un trato adecuado a los animales, les permitirá pensar en la elaboración de protocolos que contengan lineamientos claros, despertando un interés renovado por protegerlos y ajustar sus acciones al estricto cumplimiento de los mandatos constitucionales, entendiendo en todo caso que se trata de seres sensibles que sufren cuando se les maltrata, se les abandona y se les desplaza del territorio donde tienen sus raíces.
Es posible aprovechar esta experiencia para generar acciones pedagógicas, en el marco de la mesa de trabajo que se desarrollará, para que no sean vistos como un problema, sino que sean incorporados al paisaje del Cantón, para que sea también uno de artillería canina.
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