“Para 18 de cada 100 jóvenes su trabajo es buscar trabajo”
CUANDO veo a los a los mensajeros de Rappi tirados en los andenes, recostados en sus morrales naranja marcados con un logo bigote, al sol y al agua, me llegan sentimientos encontrados de rechazo, compasión, curiosidad, indignación y admiración.
Me pregunto si emprendimientos como Rappi son los verdaderos generadores de trabajo y de riqueza que necesitamos, si es que por cada mensajero que zigzaguea esquivando motos, buses y vehículos particulares, hay otros ejecutivos milenianns o centennials que han llegado a trabajar a sus oficinas en patinetas o en Uber, que ganan salarios, participaciones y beneficios más atractivos.
Cualquier economía que quiera crecer, necesita empresas que generen valor, creando riqueza y por supuesto, empleos.
Bogotá tiene un potencial gigantesco en emprendimientos de base digital y en tecnologías emergentes que pueden potenciar la productividad de sectores como el de la salud, comercio, servicios y turismo.
Once de cada cien personas que viven en Bogotá y que buscan trabajo no lo tienen, y para 18 de cada 100 jóvenes, su trabajo es buscar trabajo. Por eso es imperativo movilizar la capacidad de la política pública para promover el emprendimiento. Acá unas cifras. Para agosto de 2018, según el Ministerio de Trabajo, Bogotá tenía 2.258 empresas de más de 200 empleos que registraban 2.188.344 empleos formales. Para febrero de 2019 la cifra cayó a 2.220 empresas con 2.128.623 empleos. Para el mismo rango de tiempo las empresas entre 51 y 200 empleados eran 5.541 con 535.122 empleos en 2018 y 5.434 con 522.496 empleos en 2019. Las empresas entre 11 y 50 empleos fueron 20.347 con 441.456 empleos para el 2018 y para el 2019, 19.835 empresas con 431.911 empleos. En el rango de empresas de hasta 10 empleados, para el mes de agosto de 2018 había 86.950 empresas que aportaban 294.164 empleos. Para el mismo tipo de empresas para febrero de 2019 el número de empresas hasta 10 empleados aumentó a 116.932 con 289.382 empleos.
Lo anterior significa que la gran empresa sigue siendo la gran generadora de empleo. Pero también, que hay que atreverse a soñar y crear más empresas del rango de hasta diez empleos. Bogotá debería convertirse en la capital latinoamericana del emprendimiento. Pero hay que ejecutar. Ya es hora de que exista un fondo de capital semilla robusto que apueste a las etapas tempranas de ideación, protipaje, testeo y luego a la aceleración de startups que hagan la diferencia.
Sí, hay muchos aforismos sobre el emprendimiento pero el más importante es emprender.
Los ojos de los inversionistas están puestos sobre Colombia y no los podemos perder. Acá el talento sobra. No tenemos que aspirar a copiar un Silicon Valley, sino más bien inventar nuestra propia fórmula de éxito, entendiendo que se necesitan proyectos creativos y disruptivos que generen riqueza y mejoren las estadísticas de empleo formales y con garantías sociales para construir tejido social.
Bogotá tiene todo lo necesario para convertirse en una fábrica de emprendedores y emprendimientos. Pero hay que ponerse manos a la obra.