CAMILO HERRERA MORA* | El Nuevo Siglo
Sábado, 13 de Julio de 2013

Un hueco en la calle

 

Que   una ciudad tenga huecos significa muchas cosas: que la obra se hizo mal, que no se mantiene, que no se le da importancia, y en todos estos casos la responsabilidad del Alcalde es total. Un hueco en las vías de una ciudad es un indicador de que las cosas van mal. Un hueco no es otra cosa que un detrimento patrimonial, punto.

Como muchos he tenido la oportunidad de ir a otras ciudades en el mundo y simplemente no hay huecos, porque los gobernantes comprenden que cada vía es un capital que tiene cada ciudad, y genera productividad, empleo, turismo y sensaciones positivas en la población: no hay nada más desestimulante que ver una calle rota.

La idea de pavimentar las calles permitió mejorar la calidad de vida de las personas en las ciudades, reducir enfermedades respiratorias y epidemias por insectos; más de un gobernante se escuda diciendo que es más importante alguna inversión social que sea sensible y con esto argumenta el no invertir en mantener el patrimonio logrado por años, pese a que es claro que el mantener las vías en buenas condiciones reduce más el hambre que los subsidios directos.

 Es momento que dejemos atrás los discursos momentáneos por pensar ciudades de largo plazo: una ciudad productiva, eficiente y atractiva genera más empleo y redistribuye el ingreso. Bogotá es un ejemplo claro de esto, debido a que en los últimos 12 años la malla vial se ha debilitado de manera importante, causando que se quede atrás del resto de las ciudades del país.

Algunos gobernantes dicen que ese es un problema que viene de atrás y que ellos no tienen el presupuesto para resolverlo porque hay temas más importantes, lo cual no sólo es una excusa irresponsable sino una condena a la improductividad de la ciudad.

 Ver un hueco en la calle es ver el fracaso del Estado, porque seguramente se dio por robo de recursos públicos, mala contratación, pésimos profesionales y displicencia de autoridades; los ciudadanos simplemente se quejan y los evaden para evitar que su vehículo se dañe, y deban pagar impuesto de rodamiento y costos de reparación de suspensión y llantas.

Quizá todo acabe cuando se condene a la ciudad por el accidente o daño que causó un hueco y que la Procuraduría y la Contraloría revisen el detrimento patrimonial, mientras tanto deberemos explicar a los turistas y a nuestros hijos por qué las calles están llenas de huecos mientras nuestras ciudades reciben reconocimientos mundiales de urbanismo y calificación financiera.

Colombianada. ¿Cuántos huecos en su ciudad usted se sabe de memoria para esquivarlos?

@consumiendo

*Presidente de Raddar