CAMILO HERRERA MORA | El Nuevo Siglo
Sábado, 3 de Diciembre de 2011

 

¿Qué es la paz?

 

El martes marcharemos en contra del secuestro, motivados por la crueldad de la ejecución de 4 secuestrados por parte de las Farc; el clamor será claro: ¡Queremos paz! Pero ¿sabemos qué es eso?

Esta esquiva palabra no significa que cese el conflicto, ni mucho menos que ante una desmovilización de tropas se acaben los homicidios en Colombia, porque de los 17.000 homicidios de 2010, sólo 1.200 (7%) son atribuibles al conflicto según datos de Medicina Legal.

La paz en Colombia sin duda pasa por el fin de la guerrillas, lo cual requiere esfuerzos enormes de la sociedad, que van desde la aceptación del perdón para ellos y su inclusión en la vida civil, hasta la financiación de este proceso; pero esto no nos dará la paz.

Para estar en un estado de paz como Nueva Zelanda o Japón, que están en la punta del Global Peace Index, debemos ir mucho más allá que superar el conflicto y dejar las armas. Debemos pasar por un proceso de desmilitarización del país, aumento de empleo, formalización económica y desarrollo regional.

¿Cómo hacer esto? Antes que un programa de inversión económica, la paz requiere un programa de inversión cultural, es decir, que invirtamos muchos de nuestros valores y creencias para poder cambiar, y quizá este es el reto más difícil de cumplir.

Cambiar nuestra forma de pensar y de definir muchas cosas es muy complejo porque ya estamos acostumbrados: aceptar que el otro tiene la vía en el tráfico, que la diferencia de opiniones no significa oposición, que disentir de un punto de vista no es un ataque personal, que pensar o actuar distinto a lo tradicional no es un crimen. Es pasar a comprender que de verdad somos iguales en derecho y diferentes en capacidades, imaginarios y pensamientos.

Es lograr que si yo digo que eso es azul y otro dice que es rojo, simplemente aceptemos que no hay absolutismos y que una misma cosa puede tener dos colores, porque la definición de un hecho, una cosa o una situación se construyen según el uso y la percepción de cada uno.

La paz es aceptar que la verdad absoluta no existe, que el otro no es igual a uno mismo. La paz es discutir para construir y encontrar puntos medios para hacer cosas en conjunto, no imponer definiciones, conceptos y proyectos dogmáticos. Llegar a la paz es simple: aceptemos que el otro tiene la razón.

Por esto no debemos pensar en el dinero que tendremos que poner para la construcción de la paz, sino en lo mucho que debemos cambiar para lograrla. Por esto a marchar el martes, pero sabiendo que el sacrificio será mucho más grande.

Colombianada. No marchemos para que otros cambien, marchemos porque vamos a cambiar nosotros primero.

@consumiendo