Entre políticos y técnicos
Según se leía en el barquero en pasados días, el Conservatismo ha comenzado un proceso de reingeniería, donde políticos y técnicos se sientan en la misma mesa para definir lineamientos de pensamiento conservador para el desarrollo de Colombia.
¡Por fin! Este paso se demoró pero llegó. Repensar y actualizar el pensamiento, posiciones y proponer líneas de acción desde el sentir conservador es un tema fundamental para el país. El Conservatismo ha liderado históricamente procesos de equidad social, paz y desarrollo económico, así no se le reconozca, pero muchos de las líneas “socialdemócratas” que se han ejecutado en el país han surgido del Partido azul.
En los últimos años el país ha logrado grandes avances sociales y económicos, mas también falta mucho por lograr; y por esto la reunión de los políticos que tienen la capacidad de captar la atención de las bases electorales y los técnicos que cuentan con la opinión calificada y la pública, se convierte en el paso correcto para una definición conceptual de largo plazo.
Hoy el mundo cambia con la redefinición del Tratado de Maastricht y la creación de la Celac, dejando ver que las definiciones políticas e incluso económicas no están claramente definidas; por esto el Partido debe moverse a lo que le ha dado triunfos silenciosos: una posición neoconservadora, donde pueda aportar por un fuerte crecimiento económico y aumentos de capital, con un foco de redistribución de ingresos y de creación de oportunidades.
Sin duda hay que conservar lo que debe ser conservado, y esto incluye la ortodoxia económica, la prudencia fiscal y la libertad de mercados, y debemos propugnar por el fin de las preferencias y los exclusivismos, que causan fuertes asimetrías en el mercado e injusticias en los colombianos.
Políticos y técnicos buscarán las propuestas para el futuro de Colombia; los políticos hablarán del ambiente político y los tiempos, y los técnicos de los “cómo”, pero sin duda el “para qué” es simple: quitarnos de encima el peso de un Partido sin ideas, y que Colombia vea en él una opción real de futuro.
Esperemos que los comités de reingeniería no se queden en palabras y que el cambio llegue al Partido, reconociendo el gran poder técnico que tenemos y el capital político que queda. El país necesita un Conservatismo sólido para lo que viene en estos años, porque la esencia no se negocia: pasemos de ser “la fuerza que decide”, a “las ideas a seguir”.
Colombianada. Ser ortodoxo no es ser retrógrado ni temeroso, es comprender que hay que conservar lo logrado.
@consumiendo