Pequeñas cosas transforman
Mucha gente critica lo que pasa en el mundo, pero con sus acciones no hace nada para cambiarlo; la segregación, la pobreza y la desigualdad no se arreglan sólo con políticas públicas, sino con acciones individuales puntuales.
De qué sirve que haya gobiernos, autoridades y leyes para intentar equilibrar la escasez si con nuestros actos seguimos causándola.
Cada día buscamos la manera de evadir impuestos, incumplir normas, hacer las cosas más fáciles para nosotros sin considerar los impactos sociales que esto tiene; hacer doble fila en un giro a la derecha en un semáforo, parquear en la calle y botar la basura a la vía. Así, nuestra sociedad no podrá llegar tan lejos como queremos, porque por más normas y autoridad que implantemos, el cambio depende de nuestras pequeñas acciones.
Qué bueno sería que la gente manejara dando el paso, prioridad a una direccional; que botáramos la basura en las canecas o la guardáramos en el bolsillo hasta encontrar una. Pero no lo hacemos porque nos acostumbramos a hacer las cosas fáciles.
Todo eso que decían los abuelos tiene sentido, porque lo que se busca no es la disciplina sino facilitar las cosas a los demás y a nosotros mismos más adelante. El simple hecho de tender la cama antes de salir de casa asegura tenerla cómoda cuando se llega a casa.
Son las pequeñas acciones las que cambian la sociedad, pero para esto las personas deben cambiar y comprender que cada uno tiene responsabilidades.
Algunos han tomado un camino aún más lejano: criticar todo lo que otros hacen, bajo la premisa de que hay otra forma de hacerlo, pero al final no hacen nada distinto que lanzar arengas inteligentes, y seguir su vida llena de pequeños actos egoístas.Comience hoy: ceda el paso, salude, deje las cosas ordenadas, no coja lo que no es suyo, responda en los debates a los demás de manera positiva y aporte, ayude a alguien; con estos pequeños cambios el país puede cambiar radicalmente. La ley es simple y antigua: no hagas a los demás lo que no te gusta que te hagan a ti, el problema es que como somos nuestra propia autoridad, nos perdonamos fácilmente.
Es momento de que pasemos de las palabras a las acciones y dejemos de esperar a que alguien cambie la situación; todos somos actores de este cambio partiendo de un concepto simple: piense que no está solo en el mundo y que si todos cedemos el paso, todo será más fácil.
Colombianada. A veces hacemos a los demás lo que siempre criticamos y odiamos que nos hagan a nosotros.
@consumiendo