CARLINA TOLEDO PATTERSON | El Nuevo Siglo
Viernes, 9 de Diciembre de 2011

A bailar en serio

La caleñitud se descifra fácilmente por ciertos gustos, algunos de los cuales son poco comprensibles para personas de otras latitudes. Un chontaduro, por ejemplo, nos hace dar “tres caídas y tres tropezones” como dirían algunas abuelas, un pandebono caliente a cualquier hora del día produce lo mismo, así como una tarde de brisa, empanadas y cerveza cerca del Río Cali. Todo al son de una buena salsa sabe mejor y esa es una pasión que todos los caleños llevamos dentro.

La semana pasada la firma Lechter Américas presentó El Mundo de los profesionales de la salsa en Cali, un estudio que realizó acerca de la población que vive del género musical bandera de la ciudad. Uno de los 294 bailarines entrevistados afirmó que “cuando uno está bailando no hay hambre, no hay problemas, no hay tristeza, no hay nada más” y esa pasión se refleja en todos y cada uno de los 150 integrantes de Delirio quienes el último viernes de cada mes salen a presentar su show en la carpa del Circo para Todos en Cali.

No obstante el olvido de todo lo que sucede a su alrededor del cual hablan quienes bailan, para las gestoras de la Fundación Delirio fue claro desde hace cinco años cuando organizaron su primer show llamado ‘Un universo visual y sonoro hecho en Cali’ que estaban tratando con una población en un muy alto grado de vulnerabilidad y que lograr el mejoramiento en su calidad de vida, a través de la profesionalización de su actividad debía ser el objetivo final de todos esos ratos de diversión para locales y foráneos.

Pues el sábado junto con la presentación del estudio y gracias a Paso Saludable -la alianza público-privada con el Ministerio de Cultura- también se certificaron como profesionales de la salsa 200 personas de 30 de las 45 escuelas del género musical en Cali. La segunda fase del programa se llama Paso Firme, crecer bailando y busca dotar de herramientas a aquellos profesionales que quieren acceder a la vida laboral.

Evidentemente ya no se trata sólo de bailar, sino de formalizar una expresión cultural y alrededor de ella dinamizar la economía de la ciudad. Lo comprendieron Jorge Iván Ospina, el alcalde saliente, el Ministerio de Cultura, las fundadoras de Delirio y el periódico El País. Infortunadamente las otras empresas locales no fueron lo suficientemente visionarias y permitieron que les cogieran ventaja los paisas. Ahora, aunque la gestión la han realizado caleñas raizales, de todos es conocido que los recursos provienen de grupos de otras latitudes.

@CarlinaToledoP