¿Económicamente viables?
Para nadie es un secreto que Bogotá vive su propio drama a raíz de los efectos del invierno. Inspira los más profundos sentimientos de solidaridad ver a cientos de personas padeciendo penurias, rodeados de aguas de alcantarilla, montañas derritiéndose encima de vías arterias, hundimiento de avenidas principales como la carrera 11 y los miles y miles de afectados por las inundaciones en el norte de la Sabana.
No obstante, como suele suceder, en la capital de la República nuevamente se miran su propio ombligo y los dramas que padece el resto del país pasan relativamente inadvertidos, no sólo para habitantes de la urbe sino para gobernantes y quienes tienen la potestad de tomar decisiones.
Creo que pocos han dimensionado lo que significa que en Quindío, Risaralda, Caldas y el Valle del Cauca no haya en este momento servicio de gas. Se habla de un millón trescientas mil personas afectadas (yo me atrevería a decir que son muchos más), de 98 estaciones de gas vehicular sin el suministro, y de 250 industrias aplicando sus planes B para no tener que parar la producción.
El problema no se reduce a tener un porcentaje significativo de la población del suroccidente colombiano bañándose en agua fría y comiendo sandwiches. No. El hecho de estar sin el suministro de gas afecta la economía de la región y en ese sentido perdemos todos, desde los taxistas quienes pierden por el costo de la gasolina a la que han tenido que recurrir, los panaderos que no pueden hornear, los restauranteros que no tienen cómo cocinar, hasta las pequeñas, medianas y grandes industrias. De estas últimas unas simplemente les toca parar porque no tienen manera de operar, y otras recurrir a medios alternos de generación de energía que pueden no ser tan ambientalmente adecuados como el gas.
Al parecer tanto la operadora del gasoducto -Transgas de Occidente-, como Transportadora de Gas Internacional (TGI) la empresa encargada de la reparación en Herveo, y el Ministerio de Minas y Energía hacen todo lo posible por apagar este “incendio” causado por efectos del invierno. Lo que pasa es que si de verdad queremos ser económicamente viables no podemos seguir aceptando pañitos de agua tibia. No necesitamos cuadrillas de “bomberos” sino soluciones de largo alcance y visión de futuro. Se perdió tiempo y esta ola invernal nos deja claro que en muchos frentes no se hizo lo que se tenía que hacer cuando se podía hacer. Grave cosa.
@CarlinaToledoP