CARLOS ALBERTO ESTEFAN UPEGUI | El Nuevo Siglo
Martes, 21 de Octubre de 2014

Cada loro en su estaca

“Cada loro en su estaca” es un refrán utilizado ante la eventual confusión o colisión de competencias, para aclarar de manera tajante quien debe ocupar el lugar que le corresponde. Aplica en múltiples circunstancias, desde la relación entre vecinos; en la familia; en el trabajo, especialmente por tareas que se entrecruzan; y hasta en los estamentos de poder del más alto nivel, cuando alguien resuelve arrogarse competencias que no posee.

“Se pisan callos” y sobrevienen los llamados “choques de trenes”, tal como ha sucedido varias veces entre el Consejo de Estado y la Corte Constitucional, por citar casos excepcionales en la interpretación del contenido de la Carta. Pero entre más desordenado se encuentre el país, con más frecuencia tiende a utilizarse esta expresión para recriminar la intromisión en lo ajeno.

Para señalar, por ejemplo, quién debe asumir la responsabilidad en el manejo de los problemas de orden público cuando se trata de protestas sindicales; pues tan grave es enfrentar con la fuerza pública un problema eminentemente laboral de parte del Ministro del Interior o de Defensa, como un problema de orden público desde el ámbito netamente laboral por parte del Ministro del ramo.

"Cada loro en estaca" se utilizó para reclamar la autonomía de las organizaciones políticas  para gobernarse, al aprobar el Acto legislativo N° 1 de 2009,  mediante el cual se faculta al Consejo Nacional Electoral para intervenir en decisiones que son inherentes a cada colectividad.

Igualmente, se lo dijo, el procurador Ordóñez al fiscal Montealegre a propósito de su decisión de destituir e inhabilitar por 15 años al alcalde de Bogotá, Gustavo Petro. Y tratándose de los órganos de control, ni hablar, la contra-lora quiso usurpar las facultades de la Fiscalía cuando decidió investigar a los magistrados de las altas cortes.

Solo unas reglas claras de juego, en las que los roles no se confundan, puede contribuir a que esta situación no vuelva a repetirse, mucho más en un país como el nuestro donde la institucionalidad está en riesgo.

Y para no ir muy lejos, se los dijo Analac a quienes integran el Consejo Nacional Lácteo, para significar que si bien es cierto en dicho foro hay representantes del Gobierno, la industria y los ganaderos productores de leche, cada quien desempeña su propio rol, sin desconocer la necesidad de encontrar lugares comunes donde se ejerzan sinergias y actividades complementarias enmarcadas dentro de la visión de cadena. No olvidemos que una cadena productiva es “una sucesión de operaciones de diseño, producción y de distribución integradas, realizadas por diversas unidades interconectadas como una corriente, involucrando una serie de recursos físicos, tecnológicos, económicos y humanos,  pero cada quien en lo suyo”.

El desarrollo integral de un país y el ejercicio de los poderes que lo gobiernan, son también una cadena donde el orden comienza al desempeñar cada cual su propio papel  para bien de todos.

"Si cada loro está en su estaca, no habrá problemas entre los loros y cada uno tendrá su propia responsabilidad...".