Carlos Martínez Simahan | El Nuevo Siglo
Sábado, 16 de Enero de 2016

PÁGINAS

En un rincón de Sucre

“Festival de Galeras, un homenaje a su entorno”

 

La  creatividad asombra: como salidos de los recuerdos van apareciendo en las “Calles Vestidas” de Galeras los “cuadros vivos” que reflejan las tradiciones de su entorno campesino, esforzado y fecundo. Es para subirse a ellos, sentarse en los taburetes y sentir el aroma del café mañanero mientras la mamá calienta la plancha, en el fogón de leña, para alisar el uniforme de la hija que sale veloz para el colegio. Y a pocos pasos… otros cuadros, como salidos del futuro, con el hermoso mensaje de la “diosa electrónica” quien con su vara magnética ordena que finalice el analfabetismo para siempre.

 

Es una fiesta de la sensibilidad y la inteligencia, que en las manos de los creadores se vuelve tributo y ofrenda a un pueblo trabajador que en multitud alegre recorre en familia las calles, plenas de arte propio, auténtico, lugareño y, por eso, universal. Por más que se intente, la palabra o la pluma no pueden describir el espectáculo que todos los eneros brindan los artistas espontáneos de Galeras del Paraíso, un rincón de Sucre, al final de las sabanas y al principio de las aguas.

 

Estamos ante una expresión artística encantada, en la cual sus creadores (agricultores, profesores, estudiantes, actores), utilizan todos los recursos y todos los espacios, desde las latas - reflectores y manteles – cortinas, hasta la pared de bahareque desportillada y el callejón sembrado de flores y malezas. También, volaron mil cometas heridas por la lluvia. Como en una ilusión, extasiado con los sones atávicos de la cumbia, abrí los ojos ante una creación de Giotto, con su fondo de escenarios naturales. Y recuerdo lágrimas de fe ante los crucifijos que, como dije alguna vez, tienen la fuerza y el atrevimiento de Caravaggio.

 

Nuestros artistas han encontrado, tanto en el mandato ancestral como en los umbrales de la post-modernidad, una veta inagotable que le canta al amor. El amor a la mujer, a la vida y al futuro del hombre en la tierra. Por eso, con vigor estremecedor escenifican su protesta contra la violencia en cuadros como “La Tala”, en el cual “una mujer árbol” recibe la agresión de los “tejedores de sudarios”. Sí, sueñan y nos hacen soñar en una utopía de la vida.

 

Este año el festival galerano rindió homenaje a Gloria Triana, Olga Lucia Jordán y Ligia Castro. Se complementó con cumbiambas, danzas, exposiciones y con concursos de gaitas y comidas típicas. Se realizaron talleres, conferencias y presentación de libros. Pablo Payares me regalo El Colibrí, con poemas de su alma erótica y escéptica. Esa avecilla simboliza lo efímero de la belleza… como los cuadros de Galeras.

 

PS. Los tribunales y juzgados no deben tomar decisiones técnicas sobre el agua de las represas, como en el caso de El Quimbo. Urge crear la Autoridad Única del Agua.