Colombia al diván | El Nuevo Siglo
Martes, 15 de Septiembre de 2015

“Yo perdono, pero no olvido”, es una frase del común que parece sintetizar la situación de conflicto en la que viven los colombianos desde hace décadas, aquellos que libran batallas que no solo se enmarcan en el campo sino también en la lucha por sacarlas de cuerpo, mente y corazón, esas que han dejado huellas dolorosas en miles de personas.

Ponerle punto final a años de desigualdades no es tarea fácil, mucho menos lo es intentar reparar física y emocionalmente a alguien que ha vivido en carne propia los estragos de la guerra, estando en cualquiera de los bandos. Sin embargo, la fórmula no es tan rebuscada como se creería, aunque sí bastante compleja de ejecutar y asimilar: el perdón.

Esa Colombia afectada por balas y resentimientos se sentó en el diván del doctor Germán Ricardo Casas, psiquiatra miembro de la junta directiva de la Asociación Nacional de Psiquiatría, y presidente del Congreso Colombiano de Psiquiatría, para tratar de repararse por medio del perdón.

 

EL NUEVO SIGLO: En la guerra y en la paz, ¿qué tan fácil el perdonar?

GERMÁN RICARDO CASAS:Los procesos sicológicos del ser humano siempre giran en torno a una negociación, y este siempre tiene la posibilidad de perdonar y de hecho parte de la evolución y civilización humana, a diferencia de los animales, es que nosotros podemos pensar y podemos modular nuestros comportamientos agresivos gracias al pensamiento. Entonces, en ese sentido es completamente posible perdonar.

 

ENS: ¿Considera usted que una víctima es capaz de perdonar a sus victimarios? 

GRC:No solamente es capaz de perdonar a sus victimarios sino que una víctima necesita, para poder estar en paz con ella misma el perdón y también el reconocimiento del otro. Por eso es importante todo lo que se habla de la verdad y la reparación, ya que estas no solo tienen que ver con la justicia sino con elementos sicológicos que garanticen el bienestar de las víctimas, también el de los victimarios.

 

ENS: ¿Qué diferencias hay entre perdonar y olvidar, es lo mismo?

GRC: No. Nunca es lo mismo. El perdón implica un manejo sicológico diferente, la aceptación de que la voluntad del otro es una de reconocer que hizo un daño, y que este generó unas consecuencias en la otra persona de la cual el otro se arrepiente. Pero eso no quiere decir que el olvido vaya de la mano del perdón desde el punto de vista sicológico.

 

ENS: ¿Están todos los seres humanos en capacidad de perdonar?

GRC: Los seres humanos sí tenemos la capacidad de perdonar pero la acción de perdonar en un mecanismo sicológico que tiene que ser voluntario. No hay una opción que diga que todo el mundo va a perdonar por decreto, entonces el acto del perdón es voluntario y que le pertenece a cada individuo, y cada uno es autónomo en decidir si perdonar o no. Hay definitivamente personas que no están interesadas en perdonar, y no solamente por el conflicto.

 

ENS: ¿Quiere decir que la acción de perdonar conlleva un proceso?

GRC: Sicológicamente es recomendable que la gente acceda a personar. Es decir, lo ideal es que el ser humano pueda acceder al perdón como un mecanismo de reparación a lo que le hicieron. De hecho, hay muchos ejemplos en países que han hecho la paz, donde la gente que perdona se siente más tranquila cuando perdona que antes cuando quería vengarse. Pero el perdón es un mecanismo que se da de manera voluntaria, como la respuesta intelectual y emocional que puede tener una persona frente a una agresión.

 

ENS: ¿Qué pasa entonces con sanar las heridas, cómo manejar el dolor que siguen produciendo?

GRC: Las heridas pueden o no seguir doliendo. Un mecanismo sicológico importante para que la herida deje de doler es el perdón. De hecho, la gente que ha perdonado a sus victimarios dice manifestarse mucho más tranquila al momento de perdonar. Ahora habrá personas a las cuales el trauma le siga golpeando de manera muy severa, y probablemente necesiten algún tipo de tratamiento.

 

ENS: ¿Qué tan difícil puede ser para un victimario o actor de la guerra arrepentirse de sus actos?

GRC: Es mucho más fácil para un victimario arrepentirse que para una víctima perdonar. Volvemos a lo mismo: el victimario al reconocer que efectivamente cometió un daño, tiene una posibilidad mayor hacia el arrepentimiento. Se compensa sicológicamente en la medida en que pueda demostrar que es sincero, y eso genera más paz interior que problema. Además, si el hecho que cometió el victimario fue voluntario, decidido por él, le queda mucho más fácil entender por qué se arrepiente. En el mundo entero, las acciones violentas pueden ser estructuradas. Entonces lo que suele pasar es que los combatientes no toman las decisiones que terminan haciendo daño. En los países donde se han firmado tratados de paz, los victimarios que suelen ser soldados rasos, reconocen los actos violentos y lo enmarcan en el contexto de la guerra, lo cual tiene por sí misma una justificación. Les queda mucho más fácil reconocer la culpa.

 

ENS: ¿Qué le diría como profesional a una víctima de la violencia en cuanto a su proceso de reparación?

GRC: Yo creo que en Colombia cualquier persona que haya sido víctima de la violencia tiene que saber que este proceso de negociación, de ponerle fin a la guerra, es positivo a pesar de que se hayan sufrido las consecuencias, porque los seres humanos tendemos más a la interacción racional que a la guerra brutal. Entonces es una invitación más a pensar con la cabeza y no con el sentimiento. Las personas que han sido víctimas tienen mucho más que decir que aquellas que no lo han sido, y sanar esas heridas va a ayudar a un restablecimiento de equilibrio sicológico. Mucha gente justifica la guerra precisamente porque ha sido víctima, eso se llama venganza, y ésta en ninguna fase de la historia de la humanidad ha llevado a algo bueno.

 

ENS: ¿Qué le diría a un victimario para que pueda reconciliarse con la sociedad?

GRC: Ellos también afrontan un proceso y tiene que ver con la paz interior. Se han hecho estudios y encuentros de reconciliación entre torturadores y torturados, por ejemplo del régimen de Pinochet en Chile, y los victimarios reconocen sufrir mucho más mientras no han podido pedir perdón, o explicar sus actos a las personas a las que hicieron daño. En el momento en que logran reconocer el daño logran tener mucha más paz interior que si estuvieran huyendo.