Un gobierno que le encanta inaugurar obras (muchas a medias), se quedó corto con la infraestructura más urgente: la de la paz. El pasado viernes se fue el gobierno con pitos y maracas a realizar una “maratónica” jornada de cortada de cintas en la isla de San Andrés. Lástima que no fueron a ver el estado lamentable del atraso de la sede del Sena en la isla que debía haberse terminado en abril del 2017.
En la versión digital de esta columna anexo las fotos del estado de la obra que está lejos de ser terminada y que evidencia que los siete mil millones de pesos de la obra van muy retrasados. Y así las 13 obras que denuncié. Después de ocho meses de ver que las obras no avanzan y en cambio las investigaciones tampoco, un tuitero me dio la semana pasada la idea de hacer un manual del denunciante (para no perder la fe) y tampoco, morir en el intento.
Acá unos tips, con base en mi experiencia:
1. Las denuncias siempre valen la pena. El corazón descansa tranquilo cuando uno sabe que algo no está bien. La Constitución colombiana obliga a los ciudadanos a denunciar si conocen de posibles actos de corrupción.
2. Sin embargo no tenga expectativas: las posibilidades de que su denuncia prospere son...¿Bien gracias, y la familia?
3. El malo es usted. Los denunciados usarán trolls en las redes y trolls de carne y hueso para mover cielo y tierra y enterrarlo. Buscarán en su pasado fotos de su adolescencia para inventarse un chisme y con eso pretender acabar con su reputación.
4. El loco también es usted.
5. Pasan los meses y no pasa nada. Es posible que sus denunciados terminen nombrados en algún cargo y hasta lanzándose a un cargo de elección popular con cara de yo no fui y de qué injusticia tan grande la que hicieron con él.
6. Si denuncia por favor no tener rabo de paja. El otro día leí una frase durísima: si vas a combatir la corrupción deberás estar dispuesto a meter a la cárcel a tus amigos y familiares.
7. Los medios de comunicación (no todos) resultan ser más guardianes del erario que las mismas entidades de control. Pero son tantos los exabruptos en Colombia que no alcanzan a cubrir y hacer seguimiento a cada posible caso de corrupción.
8. Se va a quedar sin “amigos”. Pero los que se quedan, son de lujo.
9. A los corruptos y sus familias se los encontrará disfrutando la plata de los colombianos, frescos como una lechuga y con guarda espaldas (no vaya y sea que a los ‘siticos’ les pase algo)
10. Nunca hay que perder la fe en la justicia.
Cuando veo las fotos de las obras del Sena en San Andrés, Bogotá, Malambo y etc. siento frustración porque así también le quedó la paz al país. En obra gris y sin saber dónde está la plata para terminarla.