Desde hace algunos años ha sido tendencia que los políticos, principalmente mandatarios, encuentren en la prensa y los medios de comunicación su principal enemigo. Los periodistas se convirtieron poco a poco en blanco de ataques por parte de dirigentes a los que no les gusta ser criticados en su gestión. Sin embargo, las formas varían, existen algunos que a su ataque constante contra los medios le suman la censura, mientras que otros por lo menos aceptan la deliberación ¿En dónde se ubica el mandatario colombiano?
En los últimos días tuve la posibilidad de asistir en dos oportunidades al programa La Mañanera que hace el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador. Todos los días, a las siete de la mañana, el mandatario ofrece una rueda de prensa con periodistas de distintos medios de comunicación. Empieza explicando su agenda del día y después de haber hecho su explicación abre espacio para preguntas. La dinámica se siente como un salón de clases en donde todos alzamos la mano esperando que el maestro nos dé turno para preguntar. Si en medio de la competencia para ser elegido uno tuvo suerte, se puede entrar en un diálogo con el Presidente, no es solo una pregunta la que se puede hacer. De hecho, eso genera un poco de frustración, pues a veces los colegas no son consientes de que todos queremos preguntar y acaparan la palabra aprovechando su momento.
Al mandatario mexicano se le tilda de populista por este tipo de dinámica, pero como periodista valoro que permita preguntas y cuestionamientos de cualquier tipo. Es verdad que muchas veces no responde lo que se le pregunta, que lanza dardos constantes a lo que llama la prensa tradicional y que el espacio sea utilizado como una lavada de cara diaria, pero por lo menos permite los interrogantes de cualquier medio de comunicación. Eso al final es la democracia.
Haber sido testigo de ese programa me hizo inevitable hacer comparaciones con la estrategia de comunicaciones del mandatario colombiano. Duque al igual que AMLO tiene un programa diario, este si en televisión abierta y no en la mañana sino en horario estelar de las seis de la tarde. Un espacio en donde desfilan los ministros a rendir cuentas sobre lo divino y lo humano, porque ahí se habla de todo como en botica. Pero de todo lo que el Presidente y su equipo de comunicaciones quieren, porque nunca se invitan periodistas ni se permite el diálogo y las preguntas. Por cuenta de esto no volvimos a ver ruedas de prensa porque tampoco pueden estar todo el día comunicando ¿A qué horas trabajaría entonces? Duque a diferencia del presidente de México no quiso madrugar para liberar su agenda, hoy gasta por lo menos dos horas de su día en función de un espacio poco democrático y un tanto populista.
Por eso es que, si de comparaciones se trata, como suele hacerse en política comparada, en términos de comunicaciones el gobierno colombiano tiene una estrategia igualmente populista a la del mexicano, solo que menos democrática y más autoritaria. A eso me refiero cuando hablo de una tendencia similar en algunos mandatarios del mundo con matices y formas diferentes.