Este mes de junio tendremos partidos de fútbol a granel. La Selección Colombia jugará más partidos en un mes de lo que lo hizo en los últimos 18, por ejemplo. Con la Eurocopa y la Copa América jugándose al mismo tiempo, el todopoderoso fútbol vuelve a coger vuelo pospandemia.
¿Por qué la insistencia casi fratricida de la Conmebol para que se jugara esta Copa América más que atravesada? Sí, claro, por plata. Pero también porque los canales de televisión necesitan partidos en vivo para poderle hacer cosquillas a las plataformas de streaming. Si no hay eventos en vivo, no hay forma de tener ratings. Y esas parrillas de programación se deben completar.
Sumado a la presión que habrán hecho los canales de televisión que tienen los derechos de la Copa América, también están las casas de apuestas en línea. Al rompecabezas del fútbol, la tecnología y la televisión, es necesario sumar a estas plataformas que, básicamente, están poniendo la plata para que se jueguen hasta los torneos de barrio. Y más allá del chiste malo, hay que comenzar a considerar a este nuevo jugador.
El fútbol es una mina de oro para las casas de apuesta en línea. Según datos de Coljuegos, en los últimos dos años la industria tuvo un importante crecimiento: se registran por lo menos 3,8 millones cuentas de jugadores inscritos en Colombia. Otro datico como para leerlo sentado: se estima que este sector mueve más de 6 billones de pesos al año. ¿Ven por qué la insistencia en jugar la Copa América?
Ahora un tema más que interesante que se liga a esto de las apuestas. Como en Europa también se está jugando la Eurocopa, la empresa alemana Zellis hizo el ejercicio de meterle Big Data al fútbol y se aventuró a predecir qué equipo será el campeón de la competencia, basado en análisis de datos.
Los resultados del estudio tecnológico concluyeron que Francia tiene una probabilidad de victoria del 14,8%, seguida de Inglaterra con el 13,5%, y España con el 12,3%. Resulta muy interesante esto del Big Data y el fútbol. Predecir resultados deportivos siempre ha sido una quimera, lo que pasa es que ahora puede valer millones si el usuario hace una buena apuesta.
Entonces, el balón tiene que rodar sí o sí. Así no sea políticamente correcto decir esto en estos días de indignaciones, violencia y extremismo. Porque el fútbol es una industria que hace mover otras industrias. La televisión necesita contenidos en vivo para competir con las plataformas de streaming y las casas de apuesta necesitan que los consumidores sigan apostando con dos clics.