Covid-19 despertó a los pensadores del mundo, que afanosamente trabajan para salvarlo de los depredadores que lo explotan sin cesar.
El virus, cuya vacuna buscan incansable y afanosamente los científicos de todos los países, ha dejado ver cierta debilidad cuando lo enfrentan a un barato jabón con su brillante espuma. No sucede lo mismo con la mente y con la actitud humanas. A ellas solo les importa lo material, lo que replete al hombre de bienes y riquezas, bien o mal habidos. Ahí es donde entra a jugar la desquiciada política.
Ruines, aciagos e infaustos líderes, surgen, penetran y se mantienen al pie de las contiendas, sin miramiento alguno por las matanzas y carnicerías, semejantes a las pandemias que con frecuencia castigan a la humanidad.
Esta vez, cuando aparece el Covid-19, el Secretario General de la ONU, António Guterres, levantó su voz para pedir al mundo un cese global inmediato al fuego, porque hay que preservar a los civiles de los países en conflicto. “La guerra es una locura”, ha dicho a los habitantes del globo. Ese lenguaje fastidia a muchos; a gobernantes y gobernados cuya única misión es el poder y la riqueza. “Silencio a las armas, detengan la artillería”, les suplicó. Muchos pensábamos que la voz de Guterres era un grito en el desierto, que nadie lo acompañaría. El Alcalde de Dallas, Texas, cuando hizo un vehemente llamado a sus conciudadanos para luchar contra Covid-19, les solicitó apartarse de la política. “Olvidemos al rojo y al azul y enfrentemos unidos la pandemia, que es la menaza que se cierne contra nuestra población”.
Durante esta emergencia son muchos los políticos que quieren cortar ramas del árbol seco. Aspirantes a altas posiciones que salen a la televisión a mostrar generosidad con las víctimas del virus, anunciando precarios mercados a cambio de futuros votos.
El camino es otro. Duque ha tomado medidas acertadas y a tiempo. Los resultados empiezan a observarse. El virus retrocede, gracias al aislamiento social, los planes de emergencia, las alertas y el humanismo.
El Fondo de Emergencias actúa y busca impedir parálisis económica, aunque hay qué aclarar que el dinero que maneja -como se ha dicho- no irá para el sector financiero, al que la sufrida población colombiana, refinanció cuando estuvo al borde de la quiebra.
La gran empresa ha respondido, el Gobierno, la gente. Falta el apoyo a los compatriotas que deambulan por aeropuertos internacionales, sin lograr un vuelo para su patria. American Airlines suspendió vuelos anticipadamente, sin siquiera avisar a los viajeros. Y según se dice, esta hecatombe se prolongará un mes más. ¿La aeronáutica pedirá cumplimiento a American?
El planeta sigue en vilo. No aparece la vacuna, los colombianos rodean al Gobierno, aunque algunos burlan las acertadas medidas, la guerra sigue, no se silencian las armas, coronavirus puede perderle el miedo al jabón.
¡El fuego y la política siguen unidos con Covid-19!
BLANCO: El acertado nombramiento de Luis Alberto Moreno como embajador en USA.
NEGRO: Los injustificados saqueos por las medidas contra la pandemia.