De acuerdo con la Red de Cámaras de Comercio (Confecámaras), en Colombia entre enero y septiembre del 2022 se crearon 256.675 empresas, pero ¿cuántas son exitosas?
Para lograr emprendimientos productivos, los empresarios deben definir un modelo de negocio acorde con las necesidades del mercado, gestionar las finanzas de manera adecuada, organizar un equipo de trabajo multidisciplinario y, a mi juicio, lo más importante: Desarrollar una propuesta de valor innovadora.
En el marco del Día Mundial de la Creatividad y la Innovación, celebrado semanas atrás, (abril 21), resalté que ser creativos e innovar es imprescindible para garantizar el éxito de los emprendimientos, porque nos permite crear soluciones novedosas que respondan a las necesidades de los clientes. Es decir, es una forma de lograr estar a la vanguardia de las expectativas del mercado. Además, es lo último que la tecnología podrá reemplazar, porque estas actividades tienen que ver con las ideas que pueden surgir de los seres humanos.
Otro aspecto que no debemos perder de vista, es que la innovación siempre ha estado presente en los grandes momentos de la humanidad y esta ha sido una gran dinamizadora del crecimiento empresarial, la búsqueda del bienestar y la mejora de las condiciones de vida de las personas.
Asimismo, esta permite al sector productivo generar y diversificar productos y servicios reales que garantizan la sostenibilidad de las empresas y, por ende, su crecimiento económico, lo cual, a su vez hace posible generar mayores oportunidades de empleo y mejorar la competitividad de la misma, así como, mejorar la calidad de vida de las personas en los diferentes entornos.
Ahora bien, existen empresas que aún no logran fortalecer una cultura innovadora, lo cual representa varios retos, sin embargo, sólo mencionaré el más importante: Consiste en otorgar más participación a la innovación que a la calidad y otros fenómenos organizacionales como la gestión de proyectos, la normatividad de la gestión humana, entre otros. No obstante, este es un proceso complejo porque involucra a las personas que hacen parte de la organización.
Finalmente, bien lo decía Gary Hammel en su libro Liderando la revolución: “La innovación es en el siglo XXI lo que fue la calidad en los años 90”. En este sentido, sin perder calidad, hay que dar paso a la importancia que debe tener el ejercicio de innovar en las organizaciones.
*Director del Laboratorio de Creatividad e Innovación El Patio de la Universidad Tecnológica de Bolívar (UTB)