Colombia ha sido un país que desde siempre se ha caracterizado por vivir en forma convulsionada. Sin embargo hoy se encuentra inmersa en una de sus peores crisis institucionales de su ya larga vida democrática. Parecería que una concatenación de circunstancias adversas la tienen a la deriva. Podríamos deducir que nos gusta "vivir en el filo de la navaja".
Todos a una, como en Fuente Ovejuna, compiten en liviandades e irresponsabilidades. Como país en su acepción territorial y como nación en su concepción política estamos virtual y literalmente "patas arriba". Se practica la política obedeciendo tan solo a los mezquinos y personales intereses de quienes ostentan el poder. Es un triste espectáculo.
El hecho de que la reforma política que buscaba la modernidad y la transparencia en el ejercicio parlamentario se haya hundido sin pena ni gloria impidió que pudiéramos tener "listas cerradas", que evitaban las nefastas empresas electorales de inconfesables apetitos.
Otro esperpento: que los congresistas decidieran a voluntad y en favor de ellos la destinación de un veinte por ciento del presupuesto nacional de inversiones -algo así como treinta y mil millones de pesos para sus cajas menores-.
Se acababa de un tajo con la disciplina en el gasto que se impusiera desde las reformas llevadas cabo por la administración de Carlos Lleras Restrepo. De aprobarse este abusivo desatino se estaba violado flagrantemente la Constitución y se estaba atentando directamente al corazón de la gobernabilidad. Entretanto un silencio sepulcral de los partidos políticos ponía de manifiesto como se ha degradado el ejercicio de la política.
***
Por todo ello es que la corrupción está disparada en todas partes y los desusos públicos son saqueados sin contemplación. Casi cinco billones de pesos van a parar a los bolsillos de los corruptos, según denuncias de un Fiscal General de la Nación que, hastiado hasta la coronilla, terminó por "tirar la toalla" y renunciar. Por su parte el Contralor General opina que "mientras el Estado marcha a la velocidad de las bicicletas, los bandidos lo hacen a la velocidad de los autos de carrera Lamborghini".
Una debacle institucional que ha llegado comprometer hasta los altos magistrados. La Comisión de Acusaciones orden abrir investigación a un magistrado, Leonidas Bustos, como cabeza visible del tristemente conocido "El Cartel de la Toga", que torcía sus fallos. Para emanar el ex Cesar Gaviria denunciaba "indebidas presiones" sobre la Corte Suprema por parte del gobierno gringo y del colombiano, usando y abusando de los visados.
Un verdadero y diabólico aquelarre...