DARÍO MARTÍNEZ BETANCOURT | El Nuevo Siglo
Jueves, 22 de Diciembre de 2011

 

La sonrisa de Maquiavelo

 

El politólogo italiano, Maurizio Viroli, escribió una biografía de Nicolás Maquiavelo, bajo el título de La sonrisa de Maquiavelo, reivindicando la figura de este gran teórico de la política. Afirma que de Maquiavelo le fascinó más que el pensamiento político, la manera tan propia de reírse de la vida y de los hombres, como resultado de una gran sabiduría de la vida, más honda que su idea política.

En el capítulo “Historia de frailes, infierno y diablos”, relata que enviaron a Maquiavelo a Capri ante los frailes menores, para tratar asuntos de jurisdicción de los conventos franciscanos y además convencer a un fray apodado “El Zarzal”, para que fuese a pronunciar sermones en Santa María del Fiori en la próxima cuaresma; no obstante saber de su opinión acerca de los frailes, sus panegíricos y de su ironía cuando solía reírse del diablo y del infierno. Parece que el único sermón religioso que escuchó en su vida, fue el de Savonarola que le causó risa por sus mentiras. No deja de ser una paradoja que Maquiavelo aceptara ese encargo, siendo un censor de la religión cristiana y de la autoridad del Papa. Lo habría hecho, como mofa a la “República de los Zuecos”.

Maquiavelo bromeó hasta antes de morir. Contó a sus amigos “El sueño de Maquiavelo”, que le llevó a concluir que prefería el infierno en compañía de los grandes hombres de la antigüedad, antes que el paraíso al lado de los santos. Con su relato: “reafirma la moraleja del sueño de los antiguos, es decir, que los verdaderos políticos son similares a los dioses y merecen gloria perenne y, al mismo tiempo, se burló del paraíso y del infierno cristianos”. Sin embargo, se confesó ante un fraile antes de morir y fue sepultado en la Iglesia de Santa Croce.

Maquiavelo reía por no llorar. “Era una risa que enmascaraba, sin resolver, el desdén contra la injusticia y el absurdo de un mundo donde quien manda no sabe proteger a quienes estén bajo su gobierno… en tanto que quien sabría gobernar... no es tenido en cuenta porque es pobre, o no proviene de una familia noble”.

El biógrafo citado dice que Maquiavelo murió con la misma sonrisa con que había vivido y que con ella respondía a las miserias de la vida, para no dejarse vencer por la pena y para no dar a los hombres y a la fortuna, la cruel satisfacción de verlo llorar. “La sonrisa fue una manera de defenderse de la vida y de sumirse en ella”.

Para Viroli, “El fin justifica los medios” de Maquiavelo, se refiere a las grandes finalidades de Estado, como la paz, el imperio de la Ley, la liberación de un pueblo o el rescate de una república corrupta, concretando el uso de esos medios a lo necesario para lograr la obra. “En su sonrisa había aquel amor por la libertad y por la igualdad civil… porque sólo entre libres e iguales, no con amos ni siervos, se puede reír de verdad”.

Maquiavelo siempre será objeto de exaltación o vilipendio. Para unos, catalogado como el apologista del absolutismo monárquico, la maldad y el cinismo; para otros, el autor de una de las grandes teorías del ejercicio del poder.