“Invito a que en esta campaña brillen las ideas”
Recorrer las calles de Bogotá para intentar conquistar al electorado con ideas es una tarea que trae grandes satisfacciones, algo de indiferencia pero, sobre todo, genera muchas lecciones y preguntas sobre el funcionamiento de la política local.
Y es que en muchas zonas de Bogotá y de Colombia se sigue haciendo política con la conocida fórmula del tamal y la lechona, que se agudiza el día de las elecciones. Esta perversa fórmula se aprovecha de la fiesta democrática para tomar ventaja y comprar votos a un irrisorio precio, perpetuando en alcaldías, concejos, gobernaciones y, hasta en el Congreso, la presencia de los políticos de siempre, con los intereses de marras, con los amarrados que traen comprometidos para pagar sus candidaturas y sus clientelas.
Y claro que ese modelo le hace daño no solo a la democracia, sino a la sociedad en general. Porque esos alcaldes, gobernadores, concejales y senadores que se eligen a punta de tamales y lechona son los que tienen condenado al país al atraso, a la miseria y a que los colombianos se hayan resignado a que la política no es el camino que los llevará a mejorar su bienestar y su calidad de vida.
Al final, muchos colombianos se han acostumbrado a cambiar, transar o vender su voto a cambio de las pequeñas promesas, de las fiestas en el barrio, de las gaseosas, las cervezas, las empanadas, los tamales y la lechona, dejando de lado el estudio de las propuestas, el entendimiento de las necesidades sociales y del entorno y, sobre todo, la urgencia de que la política recupere la capacidad de construir un país donde los políticos trabajen para el bien mayor de la sociedad, para las generaciones futuras y para mejorar la calidad de vida y el bienestar de todos los ciudadanos.
Estoy convencida que es posible hacer política distinto. En el tiempo que llevo recorriendo las calles de Bogotá, he descubierto con alegría y orgullo que hay miles de bogotanos que, como yo, están cansados de esta forma tradicional de hacer política. Son bogotanos que están esperando un debate de ideas, sin insultos y descalificativos. Son bogotanos que están buscando las mejores propuestas para transformar la ciudad. Son bogotanos que quieren más empleo, más calidad en educación y salud, más productividad, más cultura, más movilidad, más seguridad. Son los bogotanos cansados de que la política se haya vuelto un festival de tamales y lechona, y no una fiesta de ideas, propuestas y visiones de largo plazo para construir una ciudad y un país a la altura del siglo XXI.
Quiero invitar a todos los candidatos para que en las elecciones de octubre brillen las ideas, las propuestas y el debate que son los pilares de la fiesta democrática, y menos los tamales y las lechonas a cambio del voto de hoy que perjudica seriamente al país de mañana.