Deber ineludible | El Nuevo Siglo
Viernes, 11 de Octubre de 2019

Los deberes no se renuncian, ni es lícito eludirlos cuando se trata de dar la mano a una madre, aún a costa de sacrificios. Eso es lo que acontece periódicamente con la madre Patria, siempre que somos llamados a elegir quien la gobierne o quien dé leyes para que vaya adelante. Cuando se acercan unos comicios, hijos negligentes sacan a relucir argumentos débiles para estar ausentes de ellos, olvidando la gran verdad de que los no votantes dejan su voto en manos de malos ciudadanos, y que, con su ausencia, son ellos los que eligen los malos gobiernos.

Cuando se trata del gran honor de elegir Presidente de la República, son más los que sienten el deber de hacerlo por lo que se estima mejor, y de atajar con el voto a quien puede llevar a un País hacia ruinas materiales, y, peor aún, a ruinas y despeñaderos ideológicos y morales. Es preciso no dejarse deslumbrar por ofrecimientos halagüeños, que en el fondo llevan germen de ruinosos proyectos contra lo más sagrado y de real valor como son los principios de nuestra civilización cristiana. Al tratarse de elecciones, no hay de mayor o de menor categoría, pues las de menos altura son las que se refieren a dirección de asuntos concretos, más cercanos a cada cual, y que, al construir la pirámide ascendente, son base para que los gobernantes supremos puedan dirigir el mundo con ese oportuno apoyo.

No hay elecciones de menor categoría, pues las menos relucientes son las que están a la base de las de primera categoría, y, sin ellas, será imposible realizar un buen gobierno o qué los de grandes cargos tengan que aplicar el nefando estilo de comprar adhesiones políticas, pues éste y no el amor a la Patria, es lo que ha facilitado conseguir el apoyo para la aprobación y ejecución de leyes de progreso. De gran importancia, en este mes de octubre la elección de quien dirija los destinos de la Capital de la República, segundo cargo en el mando del país, quien, por sus programas de gobierno y su testimonio moral debe ser modelo de personalidad para las actuales y nuevas generaciones. Pero importante, a la vez, que Gobernadores y Alcaldes de cada región o localidad sean también bandera digna, ostensible ante todas las   futuras generaciones.

Estamos ante circunstancia de primera importancia, pues toda elección entra en ese tejido humano necesario para la salud de la Patria. Los creyentes en Cristo, la casi totalidad del pueblo colombiano, tenemos en Él un ejemplo de ciudadano cumplidor de sus deberes, un patriota a quien le duele la suerte de su nación (Mt. 23,37-39), un maestro en estos asuntos cuando da, aún ante adversarios, su comprometedora y lapidaria respuesta: “Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios” (Mt. 22, 21).

Cómoda excusa la de quienes no votan porque los elegidos, frecuentemente, no cumplen con lo ofrecido en campañas, pero allá ellos si cumplen, y, sí los que estimamos mejores no lo hicieran, menos los de menor calidad. Para dar nuevo aporte electoral a la Patria no hay excusas sino cumplirle el próximo 27 de octubre. Es de ir pensando bien en la mejor opción para una verdaderamente buena elección presidencial el 2020, sin espejismos ni ideologías desquiciantes.

*Obispo Emérito de Garzón

Email: monlibardoramirez@hotmail.com