Del futuro incierto | El Nuevo Siglo
Sábado, 11 de Febrero de 2017

En lugar de recibir con alborozo el Acuerdo de Paz con las Farc, el pueblo colombiano  se muestra temeroso y hostil. La marcada sensación de inseguridad sobre el  futuro de Colombia gravita muy fuerte sobre la economía y la política. En tal incertidumbre, exacerbada  por los  sobornos de Odebrecht, el Conservatismo no ha jugado el papel protagónico que le corresponde en defensa de las instituciones democráticas. Apenas se asoma a hurtadillas en el tinglado del poder, por lo que la actual dirigencia parlamentaria  carece de herramientas para detener la descomposición  y frenar el lento y perceptible abandono  de su electorado urbano. Se repite la paradoja: la presencia del Partido Conservador en la política nacional y en los gobiernos de ahora, se debe a una  numerosa y solidaria bancada, que refleja  liderazgo regional, maquinaria y voto personal. Sin embargo, el desprestigio de las Cámaras les impide la reconquista del voto ciudadano.

Por otra parte,  adalides con  todas las insignias, como el expresidente Andrés Pastrana, Martha Lucia Ramírez y Alejandro Ordoñez, coinciden  en  sus críticas  al gobierno  Santos y a los acuerdos  habaneros. La victoria del No en el plebiscito del 2 de octubre del año pasado renovó  sus bríos y acrecentó su audiencia. ¿Son conciliables esas visiones tan contrarias? Tienen que serlo, porque las relaciones con el Gobierno, que ya tiene el  sol a las espaldas, no merecen determinar una división que hoy puede resultar suicida. Si nos divide el presente, el futuro y los altos intereses  del Conservatismo Colombiano nos obligan a la unidad. Urge  la convivencia en la discrepancia, ya que  poco se logra con un pedazo de partido bajo el brazo. No es factible una coalición que respalde a un candidato que ha sido incapaz de unir a su propio partido.

La candidatura presidencial única del Partido Conservador se ha anunciado  tanto en la Convención de noviembre pasado como en declaraciones recientes de las actuales directivas. Y, nada legitima una candidatura como la consulta popular.  El mandato así obtenido  podría hacer renacer  las esperanzas y despertar la vocación de poder, esa fuerza formidable que nos dio los triunfos del pasado. En todo caso, se incidiría en  los resultados electorales del 2018.

En reciente comunicado Marta Lucia Ramírez expresó deseos de unidad. Hernán  Andrade, desde la presidencia del Directorio Nacional, realiza diálogos con el mismo propósito. Alejandro Ordoñez, debe dejar atrás sus recelos y comprender que se ha  ganado un puesto  de comando en su partido. Si Mauricio Cárdenas decide entrar en la batalla, tiene firmes sus escuderos azules. ¿Vuelve Ramos por el CD, se asoma L.A. Moreno? Sería, en todo, caso una contienda democrática que permitiría reencontrar el camino de la dignidad en la política,  le abriría las puertas y le devolvería  la fe a  las generaciones digitales de hoy, que  quieren  oír un mensaje nuevo  a la altura de un  siglo XXl, estremecido por la furia  de la naturaleza,  la crueldad del terrorismo  y la esperanza en la inteligencia y la sabiduría humanas.

¡Para esa travesía hay que tocarle la puerta a un gran capitán!