Diana Sofía Giraldo | El Nuevo Siglo
Viernes, 6 de Noviembre de 2015

ORGANISMO JUDICIAL LEGISLANDO

Jugando con la democracia

A menos de 48 horas del fallo de la Corte Constitucional que permite la adopción de niños por parte de parejas del mismo sexo, resuenan, como una carga de profundidad, las palabras de monseñor Juan Vicente Córdoba sobre la extralimitación de funciones de este organismo judicial, que terminó “legislando” sobre uno de los temas más sensibles para la familia colombiana. “Zapatero a tus zapatos; señores de la Corte hagan lo que les toca; señores del Congreso hagan lo que les toca”.

Recientemente advertía el Consejo Gremial en un serio documento sobre el proceso de negociación con las Farc en La Habana, que “El acuerdo de paz tiene que ser respetuoso del estado de derecho. No se está negociando la creación de un nuevo orden político y social, la negociación debe transcurrir dentro de la Constitución y no por fuera de sus preceptos” y agregaba: “La propuesta de acto legislativo, que ha presentado el Gobierno, busca modificar de manera sustancial aunque transitoria, el proceso de creación de las leyes y conceder facultades autónomas al Presidente de la República”.

¿Estamos frente a una Rama  Legislativa que renuncia a legislar? ¿Frente a un Ejecutivo que busca poderes omnímodos para la negociación y a una Rama Judicial que legisla, como en el caso de la Corte Constitucional? Es decir, en nombre de la democracia ¿se están minando los pilares que la sostienen?

Si los derechos de las mayorías no se tienen en cuenta ¿para qué son las elecciones en una democracia?

Es estremecedor ver cómo se debate hoy, abiertamente, la manera de evadir al pueblo para refrendar los acuerdos de paz. El tiempo dedicado a diseñar  una pregunta que lleve a un sí o un no, que pueda ser controlado por la propaganda pero que no consulte al pueblo directamente sobre temas tan trascendentales como la participación en política, las curules en el Congreso o la supresión de cárcel para delitos de lesa humanidad, es el indicador.

Un gobernante que quiere legislar, un Congreso que renuncia a hacerlo y una Corte que, con el pretexto de ser guardiana de la Constitución, concentra todos los poderes en ella misma, deberían ser motivo de alarma en una democracia que se respete.

Las palabras de Miguel Cortés, el presidente del grupo Bolívar, durante la entrega reciente de los Premios de Periodismo Simón Bolívar, nos deberían inducir a una reflexión seria sobre si el periodismo colombiano está contribuyendo a una mejor democracia, sobre la base de respetar, lo que Cortés llama sus cinco atributos:

1. Voto claro, transparente e independiente

2. Instituciones independientes (lo que llamamos equilibrio de poderes).

3. Que exista y se permita la oposición.

4. Que el Presidente salga en el momento pre-establecido y no intente permanecer.

5. Prensa libre y abierta, que informe y opine.

En el mismo evento, el afamado escritor norteamericano Gay Talese hizo un crudo diagnóstico del periodismo en su país. Según él, dedicado exclusivamente a hacer eco al gobierno, desde los sucesos del 11 de septiembre.  “No se cuestiona la manera como se están llevando las riendas del país, no se cuestiona a los poderosos, no se tiene un punto de vista independiente”.

¿Los periodistas colombianos somos guardianes de nuestra democracia?¿Buenos guardianes?