Diana Sofía Giraldo | El Nuevo Siglo
Viernes, 15 de Enero de 2016

Al mal tiempo, buena cara

 

“Los problemas están para enfrentarlos”

 

 

ES prematuro juzgar si 2016 será un pésimo año pero, sin duda, el ánimo con que lo afrontan los colombianos es uno de los más malos que recuerdan quienes todavía tienen memoria. Y eso es lo peor.

Motivos no faltan.  El recuento de los males es intimidante y, como las reacciones están por conocerse, todavía no se puede vaticinar si los cuarenta y seis millones se dejarán intimidar. Si miramos la historia diremos que no, que siempre hay recursos para salir de las crisis más complicadas y que el país demostró siempre una asombrosa capacidad de recuperación. Ojalá así sea.

Nos ocurre como a la selección de fútbol, que juega admirablemente bien los partidos más difíciles y sorprendentemente mal los fáciles. Es la consoladora reflexión que los periodistas deportivos le deberían recordar a la afición y los jugadores ratificar cuando saltan a la cancha. Sería un buen ejemplo para los encargados de idear las soluciones y ponerlas en práctica ante una opinión pública cada día más escéptica, que agota ya sus últimas reservas de credibilidad en hombres e instituciones.

Esto supone identificar con franqueza las dificultades y fijar las prioridades. Sin embargo, lo visto en estos días en nada ayuda.

La bancarrota del sector salud es mucho más que una catástrofe financiera que puede arreglarse con rapidez canalizándole enormes cantidades de dinero. Y tampoco hay de donde sacarlo. En unos días dejará de mirarse como un macro problema para convertirse en la suma de centenares de miles de tragedias individuales, por retrasos de meses en cirugías urgentes, escasez de medicinas, incapacidad hospitalaria y física penuria de caja para atender los gastos diarios. Una catástrofe humanitaria.

Importamos más de lo exportado porque la impreparación nos colocó en unas condiciones de comercio internacional en donde las ventajas no se aprovechan y las desventajas se maximizan. ¿Cuánto tiempo más resiste esa situación de déficit de la balanza comercial?

El Gobierno, como siempre, dice que no tiene recursos suficientes y que hará una reforma tributaria estructural. Eso significa alza de impuestos. A una carga bastante pesada se le agregarán cobros adicionales que amenazan aplastar al contribuyente. Los anuncios vienen en cuentagotas para  preparar el ambiente, pero cada gota es un  mazazo. ¿Qué tal iniciar la temporada escolar con la propuesta del Iva para computadores personales, cuadernos y útiles?

Y cuando el ciudadano toma un respiro para recuperar energías encuentra que la inflación se comió el aumento del salario mínimo. Pide reajuste y le contestan que así quedó para el resto el año.

¿La firma de la paz? “Estamos haciendo hasta lo imposible, pero hay causas o factores objetivos que seguramente van a impedir que eso se dé el 23 de marzo”, dicen voceros  de las Farc en La Habana. Y el jefe de sus negociadores fue enfático: “insistir en el 23 de marzo como fecha límite de los diálogos, luego de la demora en el acuerdo sobre víctimas, es una ingenuidad ligera”.

Seguiríamos hasta diciembre si continuamos con la enumeración. Los problemas están para solucionarlos y cuanto más graves, más pronto los tenemos que enfrentar. Pero, por favor, sin ahondar sus causas, caer en unos peores o polarizar más al país.