DIEGO ARANGO* | El Nuevo Siglo
Jueves, 7 de Marzo de 2013

Benedicto XVI,  el Papa de la verdad

 

“Gracias por ser el guardián de nuestra religión”

SE despidió el santo padre Benedicto XVI. Un pontífice que también dejara huella en la historia de la humanidad no solamente por el hecho de haber abdicado al solio papal, sino por su profundo apego a la verdad. Joseph Ratzinger es un hombre honesto y así se lo demostró al mundo. El papa se declaró agotado, sus fuerzas no respondían a la enorme responsabilidad que lleva la conducción de mil doscientos millones de católicos, más aún en los tiempos actuales donde la iglesia se encuentra en situaciones difíciles que afrontar ante sus fieles y el mundo entero.

Benedicto XVI no huyó al reto, sólo confió en la sabiduría de su iglesia y convocó al nombramiento de un nuevo pontífice que tuviera más vigor físico a los retos del milenio. Benedicto fue un papa sólido, coherente y fiel guardián de la fe católica. Sentó bases firmes sobre las nuevas tendencias que buscan cambios en la doctrina, continuó con la firme línea conservadora trazada por su antecesor Juan Pablo II y aún más, atrás de todos los papas sociales que vienen desde León XIII. Jamás se dejó tentar de las tendencias progresistas y nunca aceptó los cambios propuestos que alteraban los fundamentos de la religión. Los dogmas de Cristo y de la iglesia son intocables, constituyen los cimientos y pilares de la fe. Otra cosa son los cánones, las reglas y disciplina de la iglesia. En varios concilios se han hecho modificaciones, cambios y nuevas interpretaciones, pero jamás se han tocado los dogmas porque se derribaría el edificio de la fe católica. Una cosa es debatir sobre la conveniencia o inconveniencia del matrimonio de los sacerdotes, o que las mujeres puedan ser ordenadas o que la santa comunión no se dé en la mano sino en la boca. En fin, estos son asuntos de forma más no de fondo. En tanto, dogmas como Jesucristo vivo en la eucaristía, la inmaculada concepción de María, la existencia del infierno y el demonio como un hecho real y no como perturbación sicológica de la gente y muchos más nunca podrían ser cambiados porque eso sería negar la fe y la verdad.

Benedicto XVI tuvo que afrontar esas realidades desde su perspectiva ortodoxa y fiel a la doctrina. De igual manera jamás aceptó la imposición del aborto, la eutanasia y el matrimonio de personas del mismo sexo. Todo lo que fuera en contra de los principios cristianos y la vida fue convenido por este santo papa. Gracias Benedicto por ser guardián de nuestra religión, sus oraciones serán bendición en la elección del nuevo papa y estamos seguros que el espíritu santo no se equivocara en esta nueva oportunidad, como no se equivocó con los papas del siglo pasado, con Juan Pablo II y con usted. Que Dios guarde nuestra iglesia.

*Presidente Canal Teleamiga Internacional.