TRANSFORMADA EN su interior para esta exposición, Casa MaS invita a La contemporaneidad de lo ancestral, muestra que presenta 25 obras de la artista colombiana Olga de Amaral. Esta exposición curada por el historiador, crítico y gestor cultural Eduardo Serrano está pensada para que el espectador se deleite visualmente, para que disfrute centímetro a centímetro, puntada a puntada, hilo a hilo y nudo a nudo, del trabajo de una de las figuras pioneras del arte textil en Colombia.
La exhibición que estará abierta hasta mediados del mes de agosto, presenta un corpus de obras que permite sumergirse en el trabajo de una de las artistas más notables de la escena artística contemporánea. Sus obras en las que predominantemente la hojilla de oro es el elemento protagónico, poseen cierto carácter de “objetos de poder” dignos de ser atesorados, no solo por el valor monetario del metal que brilla seductoramente, sino por el destino que ha tomado en las manos de Olga de Amaral de convertirse en arte, en conducto para expresar sensiblemente ideas y pensamientos relativos al mundo y a la vida, de responder sensualmente a inquietudes intelectuales que sin duda han alimentado sus reflexiones creativas.
El refinamiento y exquisitez, son dos palabras omnipresentes en las obras de Olga de Amaral, que se reconocen en cada una de sus piezas, independientemente de la época y de su materialidad. Es “un arte cuya validez se pone en marcha en la prehistoria, pero que a partir de materiales fibrosos vinculados por la artista se adentra en los senderos misteriosos y enriquecedores del arte contemporáneo, haciendo, a través de su obra, claros pronunciamientos acerca de la identidad y la memoria”, dice Serrano.
Visión y capacidad
Una extraordinaria oportunidad la que ofrece Casa MÁS, en alianza con la Galería Duque Arango y el Banco del Arte, con esta exposición de una de las artistas colombianas con mayor reconocimiento internacional, galardonada por su visión y capacidad para combinar diferentes técnicas.
De acuerdo con el curador de la muestra, Eduardo Serrano, “en la mayoría de las obras la hojilla de oro es el elemento protagónico en la superficie y les concede a las piezas cierto carácter de 'objetos de poder', dignos de ser atesorados, pero no sólo por el valor monetario del metal que de todas maneras brilla seductoramente, sino por el destino que ha tomado en las manos de Olga de Amaral de convertirse en arte, en conducto para expresar sensiblemente ideas y pensamientos relativos al mundo y a la vida, de responder sensualmente a inquietudes intelectuales que sin duda han alimentado sus reflexiones creativas”.
Del mismo modo, lo más descriptivo de su producción es el título “Alquimia”. “Los alquimistas buscaban transmutar la materia y eso es precisamente lo que hace Olga de Amaral: transmuta materiales como el oro en arte, en algo más valioso que el oro, porque es producto del ingenio humano”, refiere Serrano.
“Cada vez que tengo la fortuna de apreciar las obras de Olga de Amaral, las veo distintas, como si hubieran cambiado subrepticiamente, ahora las veo como un arte cuya validez se inicia en la prehistoria, pero que a partir de materiales fibrosos la artista se ha adentrado en los senderos misteriosos y enriquecedores del arte contemporáneo, haciendo, a través de su obra, claros pronunciamientos acerca de la identidad y la memoria”, añade.
Olga de Amaral
Una importante figura en el desarrollo de la abstracción de la posguerra en Latinoamérica. Sus obras "sin bastidor" usan materiales poco convencionales y adquieren mayor importancia histórica con el paso del tiempo.
Su obra está fuertemente influenciada por su exploración de la cultura colombiana y su propia identidad. La arquitectura, las matemáticas, el paisaje y la diversidad sociocultural de Colombia aparecen en las formas que logra con el uso de fibras textiles y metales.
Amaral ha exhibido en instituciones importantes como el Museo de Arte Moderno de Nueva York, el Museo de Arte Moderno de París y el Museo de Arte Moderno de Kioto, Japón.