DIEGO ARANGO* | El Nuevo Siglo
Jueves, 16 de Octubre de 2014

Historia del metro de Bogotá

 

Hace 73 años, más exactamente en 1942 cuando Bogotá tenía solo 380 mil habitantes y el alcalde era Carlos Sanz de Santamaría, se propuso la construcción del metro para la capital. El proyecto quedó ahí en el primer estudio. 7 años después, en 1949 el exitoso alcalde Fernando Mazuera Villegas volvió a mover la idea que tampoco prosperó. Pasaron 8 años más y siendo presidente el general Rojas Pinilla se interesa de nuevo por el metro, pero ese mismo año el general es depuesto del poder y el metro en nada avanzó. Pasan 21 años más y el alcalde liberal Hernando Duran Dussán funda la empresa Metro de Bogotá y se propone meterle mano a la obra, la ausencia de estudios no le permite avanzar y ahí queda la iniciativa. Transcurren otros 21 años y en 1999 el alcalde desarrollista Enrique Peñalosa vuelve a proponer la construcción del metro basado en el plan maestro de transporte urbano para Bogotá que incluía al metro. Pero no rueda la suerte para el proyecto, ya que los dineros de la nación destinados para esta obra se aplican al terremoto del eje cafetero y Peñalosa decide construir Transmilenio. 9 años después el alcalde Samuel Moreno Rojas es electo bajo la promesa de hacer el metro para Bogotá y contrata nuevamente los estudios, pero el alcalde es destituido y encarcelado por corrupción y el proyecto se estanca de nuevo. El actual alcalde Gustavo Petro retoma el proyecto y ordena nuevos estudios que modifican la última propuesta de diseño y rutas, arrojando un resultado de costo de más del doble de la inversión de 5 años atrás.

Esta historia es la realidad de la ineficiencia, la politiquería, la falta de compromiso político y visión de futuro, pues si se hubiera arrancado en años anteriores ya tendríamos un metro funcionando con sus nuevas líneas posteriores. Ciudades que hace más de un siglo decidieron hacerlo como Madrid, Barcelona, Londres, Nueva York, hoy gozan de este servicio. Otras más cercanas como Caracas, Santiago de Chile y últimamente Lima, por no decir Buenos Aires, Rio, Sao Paulo, México y Medellín que se le midieron a esta obra con enormes beneficios para su población.

El asunto ahora es de dónde saldrá el dinero, pues el compromiso es que la Nación aporta el 70% de la inversión, sobre un costo total de 6.8 billones, es decir, aportando 4.8 billones, pero el costo anunciado por los últimos estudios es de 15 billones, lo que implicaría a la Nación invertir 10.5 billones, que ya dijo el Gobierno nacional que no los tenían y el Distrito tampoco contaría con los 4.5 billones restantes, pues solo cuenta con un  cupo de endeudamiento de 3.4 billones para la totalidad de sus necesidades de inversión, incluida la nueva troncal de Transmilenio por la Boyacá. Esta realidad presagia un nuevo estancamiento del proyecto por razones económicas, pero lo peor de todo es que día que pase sin contratarse e iniciar la obra, saldrá más costosa alejándose de las posibilidades. La única solución es cerrar los ojos y aceptar la propuesta actual, ponerse de acuerdo entre la Nación y el Distrito, buscar el financiamiento más adecuado y ordenar la obra, cualquier dilación más será fatal para el proyecto. Es responsabilidad nacional y en especial distrital, dotar a esta ciudad que se aproxima a los 9 millones de habitantes, con el metro ya que aliviaría en un millón de pasajeros diarios la movilidad de la urbe.

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*Presidente Canal Teleamiga Internacional