Diego Arango* | El Nuevo Siglo
Jueves, 18 de Diciembre de 2014

IRRESPONSABILIDAD

Dinero perdido para salud

Otra   de las salidas improvisadas y politiqueras del alcalde Gustavo Petro fue la compra del viejo, derruido y acabado hospital San Juan de Dios. Un verdadero elefante blanco, con unos edificios en ruinas, anti-funcionales, abandonados hace más de una década desde cuando el hospital entró en quiebra a causa de malas administraciones, de un sindicato que se tomó sus instalaciones y decidieron hacer residencia de empleados hasta tanto sus exigencias laborales fueran satisfechas.

Este hospital que es tan viejo como la historia, pues fue iniciado en el siglo 16, época de la conquista para atender a los españoles enviados por la corona. Luego en 1723 se fundó y pasó a ser administrado y sostenido por la Orden de los caballeros hospitalarios de San Juan de Dios. Más adelante ya en la era republicana fue a manos del gobierno de Cundinamarca y en el siglo XX al Departamento de Cundinamarca para ser sostenido con fondos de las empresas de licores y lotería del Departamento. Siempre fue una institución de caridad. Posteriormente la Universidad Nacional se hizo cargo del Hospital de La Hortúa y del Materno Infantil para prácticas de sus estudiantes.

En la actualidad sus terrenos y edificios que son patrimonio histórico podrían ser considerados y reconstruidos  como museo y darles unos fines más culturales que de salud. Mucha gente asegura que ahí se presentan terribles fenómenos paranormales y fantasmagóricos, que en los viejos y abandonados edificios asustan, pues con el paso de los siglos han sido muchas las muertes que por causas violentas se produjeron en esas instalaciones, de personas que sufrieron mucho y sus almas aún vagan en sus paredes.

Ahora el alcalde Petro lo compró para reconstruirlo y ponerlo en funcionamiento. Pues bien, aparte del precio que pagó por su adquisición que fueron 150 mil millones de pesos, se comprometió a arreglar las deudas laborales de cientos de trabajadores que están en posesión de los edificios.

Fuera de lo anterior se requiere una inversión de más de un billón de pesos, dinero de todos nosotros, los  contribuyentes, recursos que serían suficientes para construir un tremendo hospital nuevo, de cuarto nivel, con toda la infraestructura moderna y tecnológica de punta, con  cuatro o cinco veces su capacidad, además de inyectarle recursos al Hospital de Kennedy y otros más de la ciudad. Invertir en centros de salud y también sacar de la quiebra a la EPS Capital que está que se ahoga. Qué irresponsabilidad enterrar ese dinero perdido para la salud y todo por administrar la plata de la ciudad con fines políticos más que sociales y efectivos. Otra salida insensata del alcalde mayor Gustavo Petro.

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*Presidente Canal Teleamiga Internacional