Diego Arango | El Nuevo Siglo
Jueves, 24 de Septiembre de 2015

UNA LECCIÓN

¡Por favor, no más Petro!

Los bogotanos estamos hastiados del alcalde Petro. Han sido casi cuatro años de tormento para la ciudad: las improvisaciones, las peleas innecesarias, la ineptitud, la falta de sentido común, el populismo, el despilfarro de dinero, el pésimo estado de la ciudad, la falta de obras, la terquedad, la prepotencia, la politiquería, los días sin carro y tantas cosas que serían interminables. Cualquiera podría decir que siento inquina por este personaje, que no le veo nada positivo. La verdad es que objetivamente me he puesto a buscar cosas que haya hecho para validárselas. Quizá las siguientes: lo de las tarifas del agua para los estratos bajos, tratar de incorporar a los recicladores a un trabajo más digno, la disminución en las tasas de homicidios, la prohibición del porte de armas y el haber bajado las tarifas de Transmilenio en horas valle.

Diría que esas medidas si bien es cierto que en algo aportan a algunos sectores de la ciudadanía, no cobijan la integralidad de una ciudad de casi nueve millones de habitantes, en cambio, sus errores sí han sido fatales para toda la población, tanto para ricos como para pobres, todos nos hemos sentido afectados. Comencemos por la brillante idea de fusionar las tres empresas de servicios públicos del Distrito antes de posesionarse, una propuesta impracticable que costó miles de millones a sus accionistas con solo el anuncio, pues finalmente no hizo nada ya que era imposible.

Luego siguió con su idea de basura cero, pues esta locura ha costado más de medio billón de pesos en pérdidas y contrataciones fallidas. Compra y alquiler de camiones arrumados en los patios y la ciudad más sucia que nunca. Los contratos de semaforización con luces inservibles. Los contratos del Fondo de Vigilancia y Seguridad, el 123 plagado de irregularidades e improvisaciones. El despilfarro con la contratación de miles de personas que portan chaquetas en las calles de la Bogotá Humana, que no hacen nada y hay que pagarles. El costo de las peleas judiciales con la Procuraduría y las manifestaciones promovidas por él mismo para defender su puesto. La contratación de las máquinas tapa huecos de bajísimo rendimiento y alto costo. La paralización de la obra de la ALO para convertirla en un parqueadero de chatarra. Y ahora anuncia invertir 35 mil millones para la consulta taurina cuando se sabe que la mayoría está de acuerdo y para rematar el tercer día sin carro, con tanta incomodidad, pérdidas para el comercio y una verdadera inutilidad.

¡Por favor, no más Petro! Es el clamor ciudadano, quitarle a Bogotá esa pesadilla de cuatro años a causa de un tremendo error ciudadano, una lección para no volver a cometerla.

presidencia@teleamiga.com

*Presidente Canal Teleamiga Internacional

 

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