Diego Arango | El Nuevo Siglo
Jueves, 24 de Marzo de 2016

UN PROPÓSITO ESTA SEMANA SANTA

La misericordia y el amor

 

EN UN  mundo tan difícil, enfrentado por razones ideológicas, por intereses, dinero y poder, surge el propósito del actual Papa de la iglesia católica, Su Santidad Francisco, de extender a los corazones de la humanidad el concepto de la misericordia, que es un inmenso amor por aquellos que sufren, pecadores atormentados por sus errores y otros indiferentes a ellos.

En esta Semana Santa conmemoramos un año más de la pasión, muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, quien dio su vida por la redención de nuestros pecados, en momentos difíciles para la humanidad plagada de pecado e indiferencia. Entonces la misericordia no solo toca a aquel arrepentido que confiesa su pecado y hace firme propósito para no seguir pecando, que necesita del alivio para tranquilidad de su alma, sino para el otro que continua pecando en la ignorancia de su camino hacia la condenación eterna.

Por eso el Papa Francisco se esfuerza por abrir el corazón de aquellos alejados, indiferentes y hasta contrarios a la fe. Conozco personas que detestan el cristianismo y más aun a la iglesia, nada quieren saber de los curas y menos de los jerarcas. Personas que han comenzado a cambiar su percepción, se han sentido invitados a entender mejor el evangelio, la razón de la venida de Cristo a la tierra hace más de dos mil años, como hijo de Dios, personas que se han interesado por leer e interpretar la vida de Jesús y de alguna manera tomar algo de ese ejemplo para practicar la fe.

Me decía un hombre que se declaraba creyente pero anticlerical, detestaba todo lo que olía a iglesia, que hacia mas de treinta años se había alejado de la religión dedicándose mas a otras disciplinas que suplían sus necesidades espirituales, pero que comenzó a escuchar y a seguir al Papa Francisco llamándole la atención la acogida a los que estaban fuera del catolicismo como él, cada día se fue interesando en su intención de acoger a los mas necesitados. Yo le recomendé a este amigo leer un pequeño pero profundo libro que se titula “El nombre de Dios es misericordia” una entrevista que le hace el periodista Andrea Tornielli al Papa Francisco.

Luego este hombre me llamó bastante convencido y me pidió el nombre de un sacerdote que quería confesarse, es decir uno solo, sí uno es suficiente para entender que Dios siempre perdona, que no se cansa de perdonar, como sucedió con este hombre que alejado y desentendido volvió a la iglesia perdonando y perdonándose. Esto es la misericordia, esa inclinación de sentir compasión y amor hacia el que sufre, al indiferente, al pecador. Grande es el Señor y todo aquel misericordioso, sigamos su ejemplo.

arangodiego@hotmail.com