Diego Arango Osorio | El Nuevo Siglo
Jueves, 21 de Abril de 2016

Cambiando vida por petróleo

 

EN LA encíclica “Laudato Si”, ¡Alabado seas!, el papa Francisco exhorta a los gobiernos a ser conscientes del peligro inminente de cambiar vida por petróleo. La explotación del hidrocarburo está acabando con el ecosistema, desequilibrando el medio ambiente, destruyendo la microbiología indispensable para la supervivencia de especies animales y vegetales. Individuos y colonias de toda especie buscan afanosamente refugio en otros lugares cuando sienten la mano del hombre con sus maquinarias arrasando su hábitat. Las perforaciones de petróleo no solamente afectan el entorno en latitud y longitud, sino que al perforar varios kilómetros de profundidad, la presión, impacto y ruido atormenta a la fauna haciéndola huir y las especies unidimensionales se mueren por estrés debido al ruido y maltrato ambiental. La vida vegetal se siente arrasada y se extingue sin ninguna oportunidad.

 

Al encontrar petróleo, significa que ahí la devastación no permitirá vida nuevamente, pues la explotación se dará hasta que no quede ni una sola gota del oro negro, es decir terreno muerto. La insensatez, la codicia y la irresponsabilidad están atentando contra nosotros mismos. Es como reza el dicho popular “pan para hoy, hambre para mañana”. Cambiamos vida por petróleo, este se va en segundos cuando es convertido en combustible, mientras la biodiversidad es vida para siempre. Para qué dinero si mañana no podremos respirar por la falta de oxígeno, por la sobre exposición a los rayos ultravioleta provenientes del sol a causa de la perforación indiscriminada de la capa ozono producida por los cohetes enviados al espacio propulsados por combustibles provenientes del petróleo.

 

Un caso insólito y preocupante es la licencia que se le había otorgado a una firma para la exploración petrolífera en las inmediaciones de la serranía de La Macarena, una reserva ecológica considerada parque natural. La perforación de 150 pozos causa un daño ambiental terrible e irrecuperable, aunque la Agencia Nacional de Licencias Ambientales, Anla,  dice que las operaciones serán a 68 kilómetros de distancia en línea recta de Caño Cristales, una joya mundial de la biodiversidad, única en el planeta, irremplazable, sus especies de flora como las algas que se adhieren a las rocas tomando tonalidades como el rojo, ámbar, amarillo, verde, azul, violeta y rosado, producido por el sol y la quelación natural del agua que se defiende de agentes naturales, es atacada por otros aspectos, desequilibrando su proceso ecológico.

 

Cualquier afectación a menos de cien kilómetros a la redonda de un santuario ecológico es un inminente peligro para el equilibrio del planeta, la conservación de nuestro estado natural de las especies vivas y por encima de toda la creación de Dios que nos entregó para vivir mejor y la estamos cambiando por dinero. ¡Que insensatez!

arangodiego@hotmail.com