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James Rook, quien al amputársele un brazo luego de la batalla del Pantano de Vargas, dijo: ¡Viva la Patria!"; luego, el cirujano le preguntó en inglés: "Which Country? Ireland or England?", es decir, ¿cuál patria, Irlanda o Inglaterra? A lo que Rook replicó: "The Country which will bury me...", que traduce: “La patria que me ha de dar la sepultura”.
Otro héroe recordado es el irlandés Daniel O’Leary, quien logró ascender a general y ayudante de campo de Bolívar y luego se convirtió en representante diplomático de la corona británica en Venezuela y la Nueva Granada. También, Ruperto Hand, el que asesinó a sablazos al Mariscal Sucre.
Pero, no obstante, las placas que a la entrada del Capitolio Nacional dicen “Colombia a la Legión Británica”, sería hasta el 18 de abril de 1825, cuando se formalizaron las relaciones entre la República de Colombia con la corona británica, realizándose el 7 de noviembre de ese año el canje de las ratificaciones del tratado colombo-británico que inició nuestras relaciones políticas, económicas, culturales y comerciales.
La corona, estaba representada por Jorge IV del Reino Unido y de Hannover, quien había iniciado su monarquía en 1820, no obstante haber sido regente de su padre, Jorge III, aquejado de una enfermedad llamada porfiria. Al menos, Jorge IV nos dejó esa sólida amistad, pues era un rey extravagante. Se dice que cada vez que conquistaba a una mujer distinta a la suya (Carolina de Brunswick-Wolfenbüttel), cortaba un mechón de su cabello y lo colocaba en un sobre con el nombre de la dama, como “trofeo”.
En el momento de su muerte se asegura que tenía en su poder siete mil de estos sobres con cabellos. No obstante ser un hombre muy caballeroso y de buenos modales, el Times escribió sobre él, que sus preferencias estaban marcadas por “una niña y una botella a la política y un sermón”, aunque al final de sus días se confesó por su vida disoluta.
Gran Bretaña puso tres condiciones para otorgar el reconocimiento de 1825 a Colombia. En primer lugar, la naciente república no podía quedar vinculada “con España por subordinación. En segundo lugar, Gran Bretaña exigió la abolición del comercio de esclavos, una condición relacionada con el derecho imperial comercial que propulsaba la corona británica a lo largo del mundo y, la tercera, una igualación casi absoluta en materia tributaria entre los comerciantes británicos y los colombianos.
Hubo en 1840 una pequeña fricción con los británicos, ya que la corona británica recreó el viejo protectorado mosquito, una política imperial que vulneraba los supuestos derechos territoriales que tenía Colombia, ahora Estado de la Nueva Granada, sobre la costa atlántica centroamericana.
En todo caso, el Reino Unido y Colombia han sido aliados históricos trabajando juntos por la paz y la prosperidad compartidas, pues en 200 años, se ha sostenido una relación fluida, fructífera y constructiva, a través de organizaciones de la sociedad civil y organizaciones internacionales, en áreas como Derechos Humanos, Gobernabilidad y Fortalecimiento de la Sociedad Civil.