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Análisis EL NUEVO SIGLO
Las delegaciones de Estados Unidos y Rusia se han vuelto a sentar en una mesa de negociaciones luego de tres años de haber roto relaciones diplomáticas por la invasión de las tropas de Vladimir Putin en territorio ucraniano. A la mesa no han sido invitadas ni Ucrania ni la Unión Europea, que han dicho que se trata de un desplante por parte de los convocantes.
La reunión, que duró cinco horas y media, ha tenido lugar en la capital de un país alejado del frío del norte europeo y que hasta hace poco estaba en la lista de enemigos de Donald Trump, Arabia Saudita. El presidente de EE. UU., había dicho en 2017 que sancionaría al régimen saudí por el asesinato del periodista Jamal Khashoggi en una embajada en Turquía ‒medida que nunca se hizo efectiva‒.
En un orden internacional que se está redefiniendo, Arabia Saudita ha ganado una enorme relevancia no solo por su capacidad petrolera, sino por su influencia en Medio Oriente y algunas zonas de influencia en las que Rusia y Estados Unidos tienen interés. Los acuerdos de Abraham, en los que por primera vez Israel y Arabia Saudita han suscrito compromisos para contener a Irán, son muestra de ello.
Es entendible, por lo anterior, que los encargados de las relaciones internacionales de ambos países, Marco Rubio y Serguei Lavrov, hayan decidido encontrarse en Riad, la capital de Arabia Saudita. La delegación del secretario de Estado está compuesta por Peter Heggseth, el secretario de Defensa de Estados Unidos, mientras que al canciller ruso lo ha acompañado Yuri Ushakov, el asesor de política exterior de Putin, uno de los hombres que le habla al oído al líder ruso desde hace décadas.
En un comunicado del Departamento de Estado, publicado unos minutos después de la reunión, se lee que el encuentro ha servido para “sentar las bases para la cooperación futura” y “una resolución exitosa del conflicto en Ucrania”. A su vez, Lavrov ha hecho énfasis en que es posible que por primera vez se reestablezca las misiones diplomáticas en ambos países.
Rusia está interesada en que se reestablezca las relaciones diplomáticas y económicas luego de que Washington decretara un esquema de sanciones que ha afectado su capacidad para negociar con el mundo. Algunos medios locales especulan que algunas empresas estadounidenses como Coca-Cola y McDonald’s estarían interesadas en volver a ese país.
Las cámaras, tras la mesa de diálogo, han enfocado menos a Ushakov, un asesor de alto nivel que occidente desconoce, pero algunos medios oficialistas en Rusia lo muestran como la cabeza detrás de la estrategia de guerra en Ucrania. Desde 1970, Ushakov ha sido parte de las distintas instituciones encargadas de las relaciones internacionales, tanto en la Unión Soviética como en la actual Rusia.
Formado por Andrei Gromyko, Ushakov ha creído que Rusia debe recuperar las viejas fronteras de la Unión Soviética o al menos consolidar su presencia en zonas de influencia como Ucrania, Lituania, Letonia, Estonia, Bielorrusia y Georgia, además de la gran parte de Eurasia. Esta lectura se compagina con la que tiene el teórico político Aleksander Duguin, una de las fuentes de consulta de Putin para establecer las bases de la “cuarta transformación”, un proyecto expansionista que abarca las zonas mencionadas y hasta más.
A la salida de la reunión en Riad, el asesor ruso ha dicho que las conversaciones “no han salido mal”. “Todavía es difícil hablar de un acercamiento entre las posiciones de Moscú y Washington”, dijo. La agencia TASS de Rusia ha informado que el Kremlin entiende que el tema de Ucrania se abordará “a su debido tiempo”.
El plan para Ucrania
El plan para poner fin a la invasión rusa no ha incluido la opinión del principal afectado, Ucrania, cuyo presidente, Volodimir Zelenski, ha dicho que cualquier acuerdo que no tenga en cuenta a su país será fallido.
En los días previos a la reunión en Riad, Ucrania filtró un supuesto plan compuesto por tres fases para poner fin a la guerra en su país. Fox News ha tenido acceso al documento. Según este medio, la propuesta consta de una “primera tregua”; segundo, la celebración de elecciones en Ucrania; y tercero, la paz.
El secretario Marco Rubio no habló de este plan que, según analistas, le daría una ventaja estratégica a Rusia para rearmarse e intervenir en las elecciones en Ucrania, que no se han celebrado porque el país está bajo ley marcial.
En la Conferencia de Seguridad de Múnich del pasado fin semana, Zelensky dijo que debe tener la garantía de que tendrá la cooperación militar de los países que lo han apoyado en caso de agresión por parte de Moscú, para que se llegue a una posible tregua. Esta ayuda no necesariamente involucra a la OTAN, sino que se establecería mediante acuerdos bilaterales ya suscritos, pero no formalizados en los distintos congresos o parlamentos, principalmente de Europa.
Lejos de que por ahora se materialice este plan, esta semana también se ha conocido que Donald Trump antes de empezar a negociar con Rusia le habría presentado a Ucrania un plan. Según el medio conservador inglés, The Telegraph, el presidente de Estados Unidos busca que Ucrania le entregue el control de sus tierras raras (monocitas, neodimio y otros), hidrocarburos y puertos a cambio de una reconstrucción posbélica, o, dice este medio, le dé una suma de 477.200 millones de euros, equivalente a la cifra que Alemania tuvo que pagar en la Primera Guerra Mundial por concepto de reparaciones.
Europa, relegada
Un día antes del encuentro de Rubio con Lavrov en Riad, los siete líderes de la Unión Europa se han reunido en una cumbre de emergencia convocada por Emmanuel Macron en París. El duro discurso del vicepresidente de Estados Unidos, J.D. Vance contra Europa en la Conferencia de Seguridad en Múnich y la falta de interés de Washington para que el bloque haga parte de las negociaciones en Riad, han hecho que los líderes europeos busquen soluciones urgentes.
De la cumbre se ha conocido que la Unión Europa contempla la posibilidad de desplegar tropas europeas en Ucrania como garantes de paz. Para Moscú, esto equivale a la incursión de la OTAN, constituida por europeos y norteamericanos, en territorio ucraniano. Desde que comenzó la guerra, Zelenski se ha defendido de la invasión de Putin sin ejércitos de otros países, aunque sus tropas han recibido entrenamiento de expertos militares de Reino Unido, Polonia y Alemania.
Molesta por el desplante de Estados Unidos, Europa considera que su presencia para debatir una posible paz en Ucrania es más que necesaria. El bloque europeo ha aportado 52.000 millones de dólares en ayuda militar y es el mayor proveedor de entrenamientos y ayuda humanitaria. Este aporte es superior al de Estados Unidos según varios líderes europeos.
Más allá de la reunión en Riad, Estados Unidos cree que Europa no ha sabido interpretar bien a Putin. Los acuerdos de Minsk firmados entre Rusia y la Unión Europa han resultado fallidos. “Había mucha gente en la mesa, pero no funcionó”, dijo Keith Kellogg, delegado de Trump en Ucrania, en una conferencia de seguridad en Europa el sábado.
El primer encuentro entre Estados Unidos y Rusia en Arabia Saudita envía numerosas señales. La posibilidad de que se hayan sentado de nuevo las dos potencias ha abierto una ventana de diálogo. Sin embargo, la distancia de Washington con Europa y Ucrania puede jugar en contra de Kiev y favorecer las pretensiones expansionistas de Putin.
* Analista y consultor. MPhil en Universidad de Oxford.